

Una investigación revela la alarmante facilidad con la que los precursores de fentanilo atraviesan fronteras, desvelando la sofisticada red que alimenta la crisis global de opioides y la inesperada participación de Japón.
La cadena de suministro del fentanilo, un potente opioide sintético responsable de miles de muertes en Estados Unidos, es una red compleja y global. Una reciente investigación del Nikkei ha puesto al descubierto cómo los precursores químicos para su fabricación viajan desde China, cruzan México y llegan a las calles estadounidenses, con una inquietante parada en puertos japoneses. Estos químicos, aunque inofensivos en sí mismos, se transforman en una amenaza letal en manos de los cárteles.
INCAUTACIONES RÉCORD
En julio de 2023, las autoridades aduaneras mexicanas confirmaron cuatro incautaciones significativas de sustancias clave para el desarrollo del fentanilo entre 4-anilino-N-fenetilpiperidina (ANPP), una sustancia altamente regulada en países como Japón por su uso en la fabricación de fentanilo, N-fenil-4-piperidinamina y 4-piperidona monohidrato clorhidrato.
Y, lo más alarmante, 3.025 litros de 1-bromo-2-feniletano (bromuro de fenetilo), confiscados el 8 de marzo de 2022 en el puerto de Manzanillo, México. Según las autoridades estadounidenses, un kilogramo de este precursor puede rendir hasta 2 kg de fentanilo.
El fentanilo es un opioide sintético que no tiene olor ni sabor, y es extremadamente potente. Es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
Esos 3.025 litros incautados, que pesan aproximadamente 4 toneladas métricas, contenían, teóricamente, suficiente sustancia para producir una cantidad de fentanilo capaz de causar millones de muertes, considerando que una dosis letal es de solo 2 miligramos.
Estas incautaciones, aunque impactantes, son solo una pequeña muestra del verdadero alcance del problema. Manzanillo, el puerto comercial más grande de México, se ha consolidado como un punto neurálgico en esta ruta.

LA FACHADA LEGAL Y LA CORRUPCIÓN
Un experto en logística de Manzanillo citado por el Nikkei, explicó la sorprendente facilidad para importar precursores desde China. «El gobierno chino tiene permiso legal para exportarlo. Todo el mundo puede hacerlo», afirmó. Esto se debe a que no son sustancias ilegales per se, lo que permite que empresas fachada ligadas a los cárteles las importen declarándolas falsamente como productos médicos o de otro tipo. Estos envíos, al seguir procedimientos aduaneros estándar, simulan ser comercio legítimo.
Una vez en México, los precursores son transportados a «laboratorios» secretos en la selva, donde «cocineros» de los cárteles los transforman en productos que imitan bienes legítimos, como cápsulas de fentanilo de uso médico, destinadas al mercado estadounidense. Las empresas fachada, entretanto, se disuelven para borrar cualquier rastro. «México no gana nada con esto», lamenta Raúl. «Ninguno de esos fondos llega al país ni a su gente. Va a los cárteles como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación».
YOKOHAMA, UN INESPERADO ESLABÓN
La investigación, que utilizó bases de datos de envío para rastrear las rutas de distribución, reveló una conexión preocupante con Japón. Aunque la mayoría de los operadores de los 90 buques investigados negaron su implicación, 58 de ellos habían hecho escala en puertos chinos importantes como Shanghai, Qingdao y Shenzhen, y 25 de ellos habían pasado por el puerto de Yokohama.
Japón, que tradicionalmente era un destino para drogas como la cocaína, se está transformando en un punto de tránsito crucial para químicos que se convertirán en drogas sintéticas. En octubre de 2020, la Marina y la fiscalía federal mexicanas incautaron una gran cantidad de precursores de fentanilo en el puerto de Ensenada, Baja California, gracias a una pista sobre un envío de químicos peligrosos de Hong Kong a Ensenada vía Yokohama. Los precursores se ocultan ingeniosamente en electrónicos, autopartes, ropa y otros bienes, mezclándose con la carga marítima común.

COMERCIO ON LINE, VÍA LIBRE PARA EL CONTRABANDO
La proliferación de plataformas de comercio electrónico ha complicado aún más la situación, impulsando un aumento sin precedentes en el tráfico internacional de paquetes pequeños. Esto eleva significativamente el riesgo de entrada de drogas ilegales a Japón.
Estos envíos a menudo se realizan a través de servicios postales como el Express Mail Service de Japan Post o UPS, tanto por aire como por mar. El fentanilo se distribuye en píldoras, polvo o líquido en viales, con 50 píldoras a un costo promedio de 250 dólares. Para evadir la detección, los vendedores disfrazan el contenido de los paquetes en figurillas de yeso o cerámica, barras de jabón, o lo mezclan con artículos cotidianos como hierbas, fertilizantes, sales de baño o limpiadores de joyas.
A pesar de que la Agencia Nacional de Policía de Japón niega detenciones relacionadas con el uso o posesión de fentanilo en el país, las estadísticas de incautaciones son elocuentes. En 2024, las aduanas japonesas incautaron 2.579 kg de drogas ilegales, la tercera cifra más alta registrada, un dato real que revela una amenaza latente: la fuerte posibilidad de que el tráfico y consumo de fentanilo también se extienda en Japón. Por ello, el fortalecimiento de los controles fronterizos se vuelve cada vez más crucial. (RI/AG/IP/)
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