
Autoridades de Estados Unidos detectaron dispositivos de comunicación no declarados en equipos de energía solar fabricados en China, lo que ha despertado sospechas de que estos sistemas podrían ser manipulados a distancia para interrumpir el suministro eléctrico.
La investigación señala que los dispositivos fueron encontrados dentro de inversores solares —los aparatos que convierten la electricidad generada por los paneles en energía utilizable— y también en baterías. Los equipos no estaban listados en las especificaciones oficiales de los productos, lo que sugiere la posibilidad de una función oculta. Según fuentes citadas por Reuters, estos componentes podrían evadir los sistemas de seguridad y provocar apagones controlados remotamente.
Aunque el gobierno estadounidense no ha hecho una declaración oficial, el Departamento de Energía ya está investigando el caso. Al menos algunas compañías eléctricas en EE.UU. han comenzado a reemplazar proveedores chinos por fabricantes de otros países. También hay propuestas legislativas en curso para prohibir el uso de baterías chinas en instalaciones gubernamentales.
¿Y JAPÓN, ESTÁ EN RIESGO?
El tema no es ajeno a Japón. Según la Asociación de Energía Solar , alrededor del 95 % de los paneles solares vendidos en el país en 2024 fueron producidos en el extranjero, y se estima que el 80 % proviene de China. Aunque los paneles no serían el problema directo, los inversores —el verdadero “cerebro” del sistema— también son, en gran medida, chinos, especialmente en instalaciones de gran escala.
Expertos del sector afirman que muchos de estos dispositivos incluyen funciones de acceso remoto como parte de sus prestaciones normales. Esto permite a técnicos monitorear y resolver fallos desde una app. Pero ese mismo acceso podría ser usado para interrumpir la operación intencionalmente, si existiera una vulnerabilidad o función oculta.
En el caso de proyectos solares industriales, como los conocidos “megasolares”, el dominio de equipos chinos llega al 90 %. En instalaciones comerciales ronda el 70 %, y en residenciales, un 60 %, aunque en hogares hay más preferencia por marcas japonesas.
La preocupación de fondo es estratégica. Japón, con recursos naturales limitados, apuesta fuerte por la energía solar para lograr autonomía energética. Pero si los equipos que permiten esa independencia pueden ser controlados o manipulados por un país extranjero, se abre una brecha en la seguridad nacional.
¿QUÉ HARÁ EL GOBIERNO JAPONÉS?
El Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI) anunció el 23 de mayo que está recolectando información del sector y evaluará inspecciones y medidas de control si lo considera necesario. Por ahora, no se ha identificado ningún caso confirmado en Japón similar al descrito en EEUU. “La única forma de garantizar seguridad sería reemplazar los sistemas de comunicación por otros nacionales”, sugirió un proveedor del sector.
Mientras tanto, la industria espera mayor claridad. Los consumidores, especialmente los institucionales, podrían comenzar a exigir transparencia sobre el origen y las funciones internas de los equipos solares que instalan.
Lo cierto es que, más allá de si la amenaza es real o no, el escándalo ha encendido un debate: ¿cuánto control tiene Japón sobre su propia infraestructura energética? (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.