Lima, la capital del Perú está de aniversario. Cumple 490 años y en todo este tiempo transcurrido guarda una rica historia llena de cultura y tradiciones que la ha llevado a ser vista en el siglo XXI como una ciudad muy cosmopolita.
Catalogada como la Ciudad de los Reyes desde su fundación en 1535 -según la describe la Constitución, “Ciudad de Lima, Ciudad de los Reyes”- por albergar en su suelo a muchos aristócratas europeos ya que Lima era considerada la ciudad más importante de América del Sur y la capital del Virreinato del Perú.
Lima fue también la ciudad de los virreyes, tuvo nada menos que a cuarenta representantes del rey en su suelo, desde Blasco Núñez de Vela (I marqués de Blasco en 1544) hasta José de La Serna (I conde de Los Andes en 1824) tras la capitulación suscrita el 9 de diciembre en la Batalla de Ayacucho.
Gobernaron la capital peruana: condes, marqueses, arzobispos, obispos, duques y príncipes. Toda la aristocracia europea llegó a Lima hace más de 400 años y ocupó los mejores fundos de la ciudad donde construyeron sus viviendas con toda la opulencia de la época.
Pueden creer que, para el tránsito del carruaje del virrey por el centro de la ciudad, el pueblo colocaba ´adobes de oro´ en el suelo pues en aquella época las calles no tenían asfalto. Y es que el oro era lo que más sobraba en el antiguo Perú, sino recuerden el pago de Atahualpa a Pizarro: 1 cuarto lleno de oro hasta la altura de su mano y otros 2 de plata, según cuentan los libros de historia. Pero, además, todo el oro saqueado por los colonizadores fue para ‘llenar las arcas’ del rey de España, Carlos I y sus sucesores.
En su “Crónica de Buen Gobierno”, Guamán Poma de Ayala lo describe bien. (…) “La ciudad de los Reyes de Lima, Corte real, donde residen su majestad y su corona real, presidentes y oidores, alcaldes de corte y justicias, doctores, licenciados y los excelentísimos señores virreyes, de donde gobierna todas las Indias orientales, occidentales, todo lo que toca a la casta y generación de indios”. (…)
Así era Lima en sus inicios tras la conquista. Una ciudad con mucha riqueza que tenía al Callao como uno de los más importantes puertos de América, a San Marcos como la primera universidad, a la Plaza de Acho de inolvidable tradición como una de las más antiguas del continente, así como la construcción de un gran número de iglesias, conventos y palacios; todos ubicados en el centro histórico que hoy son el gran legado de una ciudad considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Lima, la ciudad donde reinaban también las famosas tapadas, aquél traje de fina seda que distinguió a las limeñas por 300 años y que ni la Iglesia pudo eliminarla del guardarropa de las mujeres elegantes de entonces, grabadas para la eternidad por el gran Pancho Fierro en sus famosas acuarelas.
Fuimos la primera ciudad en Sudamérica en contar con alumbrado a gas en 1855 durante el gobierno de Ramón Castilla, según lo publica el diario El Comercio de la época.
El servicio del agua era de pésima calidad pues no había filtros que tratasen las impurezas. Hasta 1552 los residentes en Lima bebían agua del río Rímac, aunque sus aguas eran limpias y se practicaba la pesca. Después llegaría el agua de los manantiales de La Atarjea a través de tuberías hechas en arcilla instaladas en una red hacia la Plaza de Armas donde había una gran pileta. Al lugar llegaban los ‘aguateros’ que llenaban sus barriles de agua para luego transportarlos en asnos y ofrecer el producto por las calles de la ciudad.
Cómo no recordar y sentir orgullo por la Lima de antaño, la Lima de Chabuca Granda que inmortalizó “La flor de la canela”, la de Felipe Pinglo Alva y “El Plebeyo” o la de Nicomedes Santa Cruz y sus famosas décimas.
Lima, considerada la ciudad de los jardines durante la colonia, es hoy el centro político, económico, cultural y financiero del país. Lugar donde radica una población que supera los 10 millones de habitantes que le dan un colorido especial a una capital que luce modernos edificios, hoteles, restaurantes, cafés, bares, pero que mantiene aún las antiguas quintas, las viejas tabernas y los reconocidos huariques.
Rodeada de Asentamientos Humanos -instalados en los cerros- donde vive una población andina, que en su mayoría huyó de la violencia terrorista y de la pobreza es también hoy refugio también de miles de venezolanos que llegaron en masa huyendo de la dictadura de Maduro. Ahora, ellos también son parte de este variopinto paisaje de Lima donde ya son unos menos los limeños (as) nacidos en este territorio.
La Lima acariciada por sus playas a lo largo de toda la Costa Verde con una gran actividad durante los meses de verano y surfistas durante casi todo el año, goza hoy de una prestigiosa y variada gastronomía reconocida en el mundo, pero también sufre una preocupante inseguridad ciudadana agitada por bandas extranjeras dedicadas al crimen organizado, sin que hasta el momento haya quien los detenga.
Atrás quedó la ciudad de apacible circulación de los años 60 y 70. Hoy Lima luce como una ciudad intransitable, mientras avanzan las obras de instalación de más líneas para el aún naciente sistema de transporte ferroviario urbano. Hay tantos vehículos circulando por la ciudad que se está optando por la construcción de carreteras aéreas que ayuden a aligerar el sofocante tráfico.
Mientras eso ocurre, quienes vivimos en Lima, tendremos que esperar con mucha paciencia el término de las obras que darán a la capital del Perú otro rostro con más ojos chinitos seguramente. ¡Un abrazo Lima querida y felices 490 años!
*International Press alienta al intercambio de ideas y reflexiones en sus páginas. Sin embargo, el periódico no necesariamente comparte las opiniones de los articulistas que las firman.
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.