Japón ha dado un paso decisivo hacia la modernización de su flota militar con la conversión de su destructor portahelicópteros «Kaga» en un portaaviones ligero. Este hito, que marca un antes y un después en la historia militar del país desde la Segunda Guerra Mundial, ha encendido las alarmas en la región del Indo-Pacífico, particularmente en China, desde que la nave fue vista en abril de este año saliendo de los astilleros de Hiroshima.
El «Kaga», ahora equipado para operar con los avanzados cazas furtivos F-35B, representa el compromiso de Japón de reforzar su defensa ante las amenazas en su entorno marítimo. Las modificaciones al buque, que incluyen una cubierta de vuelo resistente al calor y está adaptada para operaciones de despegue corto y vertical, simbolizan no solo un avance tecnológico, sino también un cambio estratégico.
El nombre de esta nave viene con historia. En 1929, la Armada Imperial transformó en portaaviones un buque acorazado, al que también bautizó como «Kaga». Participó en la guerra sino-japonesa y en el ataque a Pearl Harbor hasta que fue hundido en la batalla de Midway en junio de 1942.
A 82 años de ese episodio, Japón se une en la actualidad al exclusivo club de naciones capaces de operar portaaviones con cazas de última generación, destacándose junto a potencias como Estados Unidos y el Reino Unido.
LA RESPUESTA DE JAPÓN A CHINA
La expansión militar de China, evidenciada por sus tres portaaviones y las constantes incursiones en aguas disputadas como las cercanas a las islas Senkaku, ha presionado a Japón a reconfigurar su postura defensiva.
Pese a la condición pacifista de su Constitución, Japón ha encontrado formas de fortalecer su capacidad militar dentro del marco de su «fuerza de autodefensa». La conversión del «Kaga» y su buque gemelo, el «Izumo», es un claro mensaje de que el país no se quedará rezagado ante el creciente poderío naval de sus vecinos.
Las exitosas pruebas de despegue de los F-35B, desde la superficie de 248 metros del «Kaga», a principios de diciembre de este año han dejado claro que Japón está decidido a dominar las complejidades de operar un portaaviones, desde la coordinación en la cubierta hasta las operaciones de despegue y aterrizaje.
DESPLIEGUE PROGRAMADO
A corto plazo, tanto el Izumo como el Kaga podrán operar cada uno hasta ocho de estos aviones caza simultáneamente. Además, se prevé que para el próximo año, la Fuerza Aérea de Autodefensa (JASDF) habrá recibido 18 unidades del F-35B, y se establecerá un nuevo escuadrón especializado exclusivamente en este modelo en la base aérea de Nyutabaru.
A largo plazo, se planea desplegar un total de 42 F-35B distribuidos en dos escuadrones de la JASDF.
Sin embargo, en comparación con los portaaviones nucleares estadounidenses, que pueden operar entre 70 y 80 aviones de combate, como los F/A-18 Super Hornet o los F-35C, la capacidad japonesa sigue siendo limitada. Una sola de estas embarcaciones estadounidenses tiene una fuerza aérea equivalente a la de una nación europea.
Estados Unidos cuenta con 11 portaaviones nucleares en operación, y si a esto se suman las unidades de asalto anfibio con capacidad para operar F-35B, que también podrían considerarse portaaviones ligeros, el número asciende a otras 22 unidades. Frente a esta capacidad abrumadora, incluso China, Rusia o Corea del Norte uniendo fuerzas difícilmente serían rivales.
IMPACTO ESTRATÉGICO Y EL IZUMO
La reactivación del poder naval japonés tiene profundas implicaciones para la seguridad en el Indo-Pacífico. El «Kaga» y el «Izumo» aún no pueden rivalizar con los gigantescos portaaviones nucleares estadounidenses, pero representan un contrapeso significativo al avance chino.
El 1 de noviembre de este año, el destructor portahelicópteros Izumo, que tiene como base principal la Base Naval de Yokosuka, ingresó en el astillero de Japan Marine United (JMU) en Isogo, Yokohama, para iniciar la primera fase de sus reformas hacia la conversión en un portaaviones ligero.
Entre las modificaciones más destacadas está la reconstrucción de su proa, que adoptará una forma rectangular, una característica clave para facilitar las operaciones con aeronaves F-35B de despegue y aterrizaje vertical. Según fuentes oficiales, se espera que estas reformas concluyan en el año fiscal 2027, durante el cual el Izumo permanecerá en dique seco en el mismo astillero.
Entre tanto, el desarrollo del destructor Kaga no ha terminado aún. Completó la primera fase de sus reformas en abril de 2024, cuando su proa también fue modificada en las instalaciones de JMU en Kure, Hiroshima. La segunda etapa de las reformas está programada para comenzar en el año fiscal 2026, con una finalización estimada en 2028. (RI/AG/International Press)
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