La televisión estatal rusa Rossiya-1 emitió el lunes por la noche una entrevista con James Anderson, un ciudadano británico de 22 años capturado en la región rusa de Kursk mientras combatía del lado ucraniano.
Anderson, calificado por Moscú como mercenario, ha sido acusado de participar en «actos de terrorismo» y en actividades de combate bajo ese estatus. Si es declarado culpable, podría enfrentarse a penas de prisión de hasta 20 años.
En el segmento televisivo, Anderson aparece con rostro cansado, esposado y vestido con un uniforme verde. A pesar de su apariencia desaliñada, que incluía uñas cubiertas de suciedad, el joven se mostró calmado mientras respondía a preguntas de los periodistas. Negó haber causado la muerte de civiles y mostró con tranquilidad los tatuajes de su cuerpo.
La emisión rusa afirmó que Anderson luchaba en una unidad descrita como el «batallón neonazi Ares», formada por voluntarios internacionales. Ante la pregunta de un periodista ruso, traducida al inglés, sobre si se consideraba un nazi, el británico respondió categóricamente: «No». También señaló que otros combatientes extranjeros, incluidos un danés y otro británico, estuvieron presentes durante el combate en Kursk, aunque su paradero actual no se ha confirmado.
El vídeo, que inicialmente apareció en canales de Telegram vinculados al Kremlin el pasado fin de semana, señala que Anderson fue capturado el 23 de noviembre tras haber comenzado a luchar en esa zona el día 15 del mismo mes. La entrevista ha suscitado críticas en Occidente debido a las condiciones en que Anderson fue presentado, señaladas como una posible violación de los derechos de los prisioneros de guerra.
James Anderson, oriundo de Banbury, en el condado inglés de Oxfordshire, no es el primer extranjero en ser juzgado por Rusia en el contexto de la guerra en Ucrania. El mes pasado, un estadounidense de 72 años, identificado como Stephen Hubbard, recibió una sentencia de siete años de prisión tras ser acusado de combatir como mercenario para Ucrania. Su juicio, realizado tras más de dos años de detención, fue llevado a cabo a puerta cerrada. (RI/AG/IP/)
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