Iwao Hakamada, quien pasó décadas condenado por un crimen que no cometió, recibió este lunes una disculpa formal por parte del fiscal jefe de Shizuoka, Hideo Yamada. La disculpa tuvo lugar en la casa del propio Hakamada, en la ciudad de Hamamatsu, y marca un hito en el caso que ha sido considerado uno de los mayores errores judiciales en la historia de Japón.
El fiscal Yamada expresó: «No tengo intención de afirmar que el señor Hakamada es el autor de este crimen ni de considerarlo como tal. Quiero transmitirle directamente nuestras disculpas. Lamentamos profundamente la prolongada incertidumbre legal que ha soportado».
Hakamada fue arrestado en 1966, acusado del asesinato de cuatro miembros de una familia en la antigua ciudad de Shimizu. Este crimen, ocurrido hace 58 años, resultó en una sentencia de muerte basada en confesiones obtenidas bajo tortura y pruebas que posteriormente fueron desestimadas en la revisión judicial.
En septiembre, el Tribunal de Distrito de Shizuoka anuló la condena de Hakamada y lo absolvió oficialmente. En octubre, la fiscalía renunció a apelar el fallo, confirmando así la inocencia de Hakamada. Este desenlace pone fin a más de medio siglo de lucha por justicia, durante el cual Hakamada y su familia denunciaron las irregularidades que marcaron el caso desde el principio.
LA DISCULPA OFICIAL
El encuentro entre Hakamada y el fiscal Yamada tuvo lugar poco después de las 11 de la mañana en la residencia del exboxeador. Durante la reunión, Yamada se dirigió tanto a Hakamada como a su hermana Hideko, afirmando: «Lamentamos profundamente que haya estado durante tanto tiempo en una situación de incertidumbre legal. Como parte del sistema judicial penal, reconocemos nuestra responsabilidad y expresamos nuestras más sinceras disculpas».
Hideko, quien ha sido una incansable defensora de su hermano, aceptó las disculpas, pero reiteró que nada puede reparar el daño sufrido: «Han destruido la vida de mi hermano. No es suficiente con disculparse. La sociedad debe aprender de este caso para que algo así nunca vuelva a suceder».
Hakamada, que vivió más de 45 años en prisión bajo la sombra de la pena de muerte, continúa recuperándose de los efectos psicológicos de su prolongada detención. Su absolución, aunque tardía, ha sido vista como una victoria para la justicia y un llamado a la reforma. (RI/AG/IP/)
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