El ejército chino podría intentar tomar las islas taiwanesas de Kinmen en los próximos seis meses acelerando medidas coercitivas que a tiene en marcha y sin guerra, un hecho que facilitaría los planes futuros de Pekín sobre Taiwán y debilitaría el compromiso de defensa de EEUU, advirtió un análisis del Instituto de Estudio de la Guerra (ISW) con sede en Washington.
El ISW, que también analiza la guerra en Ucrania y los ataques israelíes en Gaza, advirtió que en los próximos tres a cuatro meses, la Guardia Costera de la República Popular China (CCG) podría intensificar sus incursiones en las aguas restringidas de Kinmen, normalizando estas acciones casi a diario.
«Este despliegue no solo busca consolidar una presencia en la región, sino que también pretende desafiar la capacidad de respuesta de la Guardia Costera de Taiwán, que enfrenta un escenario de recursos limitados», dijo el instituto. A medida que el CCG expande su «área de patrullaje» hacia aguas cada vez más cercanas a Kinmen, se intensificará la presión sobre el gobierno taiwanés y se socavan las bases de su control territorial.
Al mismo, tiempo China podría comenzar a poner a prueba las defensas aéreas de Kinmen, mediante la utilización de drones de vigilancia y vuelos civiles que violen el espacio aéreo taiwanés. Esta fase es crítica, ya que cualquier intento de Taiwán de responder podría ser presentado por el PCCh como una escalada, justificando así una mayor agresión.
Un desarrollo clave en esta estrategia sería la declaración de una «crisis» tras un incidente en las aguas de Kinmen, donde la narrativa oficial china pintaría al gobierno taiwanés como el instigador. El CCG establecería una zona de «cuarentena» alrededor de las islas, dificultando el acceso a buques gubernamentales de Taiwán y bloqueando la entrega de suministros, como ya ocurre en algunas áreas. Tal medida no solo intensificaría las tensiones, sino que también cerraría el acceso a los recursos y servicios gubernamentales, alimentando un sentimiento de desesperación entre la población local.
Con el panorama político deteriorándose y la falta de apoyo internacional claro, especialmente por parte de Estados Unidos, el ISW advierte que es probable que el gobierno de Taiwán se vea obligado a considerar la desmilitarización de Kinmen y la eliminación de fuerzas extranjeras acantonadas en esa isla en un intento por mitigar la crisis. Este movimiento, en el que China se presentaría como un pacificador, podría resultar en un control de facto de Kinmen sin necesidad de una declaración formal de anexión.
DE LOS BOMBARDEOS A LA ANEXIÓN SOFISTICADA
Los archipiélagos de Kinmen y Matsu son excepcionalmente vulnerables entre los territorios de Taiwán. Ambos grupos de islas están ubicados a más de 161 km de la isla principal de Taiwán, pero justo frente a la costa de China.
Mientras que el área mas occidental de las islas Matsu está a sólo 9 km de China, la isla principal de Kinmen está a tan solo 3,2 km de la ciudad china de Xiamen. Las islas han permanecido bajo el control de Taiwán desde que el Ejército Popular de Liberación (EPL) chino, bajo el mando de Mao Zedong, no logró conquistarlas al final de la Guerra Civil China.
Kinmen y Matsu siguieron siendo los principales escenarios del conflicto armado entre China y Taiwán desde 1955 hasta 1979. Las fuerzas comunistas bombardearon intensamente Kinmen y Matsu durante las Crisis del Estrecho de Taiwán de 1955 y 1958, y ambos bandos intercambiaron de forma intermitente descargas de fuego de artillería tanto letal como no letal hasta que Estados Unidos normalizó las relaciones con China en 1979.
Pekín sigue reclamando las islas como suyas, como hace con todos los territorios de Taiwán. Sin embargo, su actitud hacia ellas es muy diferente hoy en día. La China de Xi Jinping es una superpotencia en ciernes cuyo desarrollo está profundamente integrado con la economía global; es mucho más cautelosa en cuanto a los conflictos militares que el régimen aislado y fanático de Mao Zedong.
Ahora, los esfuerzos contemporáneos de Pekín por anexionarse Kinmen y Matsu combinan incentivos económicos, coerción no violenta, guerra legal, operaciones de información, construcción de infraestructura y diversas líneas de esfuerzo de la “zona gris” para manipular la opinión pública sobre las islas y erosionar el control de Taiwán sobre sus territorios.
ISW sostiene que estos esfuerzos son sofisticados y de largo plazo. Muestran un Partido Comunista Chino dispuesto a esperar pacientemente para lograr sus objetivos, pero que, no obstante, está logrando avances que son difíciles de revertir para Taiwán.
EL IMPACTO DE LA TOMA DE KINMEN
Los beneficios de apoderarse de Kinmen no tienen tanto que ver con el valor estratégico de la isla en sí como con el efecto psicológico que tendría una operación de ese tipo. Militarmente, Kinmen es poco más que un obstáculo menor que China tendría que superar en una posible invasión futura.
Apoderarse de Kinmen por adelantado facilitaría los futuros planes militares de la República Popular de China y reduciría la profundidad estratégica de Taiwán, pero las islas no proporcionan una ventaja decisiva a ninguna de las partes. Más importante aún, una toma de Kinmen por parte de China sin una guerra sería la primera pérdida de territorio de Taiwán desde que la República Popular de China se apoderó de las islas Yijiangshan y Dachen en 1955.
ISW sostiene que la pérdida de Kinmen asestaría un duro golpe a la confianza de Taiwán en su capacidad de autodefensa y en su relación con los Estados Unidos, que se supone es su principal garante de la seguridad. Por lo tanto, la operación aumentaría las posibilidades de que Taiwán capitule en un conflicto futuro. La operación también sería una victoria psicológica para la audiencia interna de la China comunista, aumentando el apoyo interno al gobierno de Xi y fortaleciendo la credibilidad de su promesa de “reunificar” a Taiwán en 2049 o antes. (RI/International Press)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.