La localidad de Kibichuo, ubicada en el centro de la prefectura de Okayama, ha sido sacudida por la detección de PFAS, una sustancia química con posible efecto cancerígeno, en sus suministros de agua potable. El nivel de contaminación, considerado el peor registrado en Japón, ha llevado a las autoridades a ofrecer pruebas de sangre financiadas por fondos públicos para los habitantes preocupados por su salud, siendo esta la primera vez que se implementa una medida de este tipo en el país.
El problema salió a la luz en octubre del año pasado, cuando en el agua de la planta de tratamiento de Enjo se detectaron niveles de PFOA y PFOS, dos tipos de PFAS, 28 veces superiores al límite provisional fijado por el gobierno japonés. Esta planta abastece a alrededor del 10 % de la población de Kibichuo, unas 1.000 personas. Ante la gravedad del hallazgo, el municipio implementó restricciones en el uso del agua y comenzó a distribuir agua potable mediante camiones cisterna.
La fuente de la contaminación parece estar relacionada con carbón activado almacenado cerca del sistema de recolección de agua. Sin embargo, se descubrió que el gobierno local ya había detectado niveles anómalos de estas sustancias entre 2020 y 2022, pero no informaron a las autoridades ni al público, lo que generó una fuerte reacción contra la administración municipal. Como resultado, varios funcionarios fueron sancionados, y el alcalde Yamamoto Masanori expresó su compromiso de trabajar en pro de los ciudadanos afectados.
Las autoridades locales han destinado 61 millones de yenes (aproximadamente 416.000 dólares) para llevar a cabo pruebas de sangre a los habitantes que consumieron el agua contaminada. Se estima que unas 2.400 personas, incluidas familias y empleados de empresas locales, serán evaluadas para medir los niveles de PFAS en su organismo. Este análisis será realizado en colaboración con la Universidad de Okayama.
A pesar de que la calidad del agua ha mejorado tras cambiar la fuente de recolección, los habitantes siguen preocupados. Un grupo de 27 vecinos realizó pruebas de sangre por su cuenta y encontraron niveles de PFAS que superaban las guías establecidas en Estados Unidos. Esta situación ha generado un profundo descontento y desconfianza entre la población.
Para afrontar el problema, los ciudadanos han formado el «Comité de Voluntarios por el Problema PFAS de Enjo», cuyo representante, Hiroshi Ogura, exige que se investigue el origen de la contaminación y se responsabilice a las empresas involucradas. Además, han iniciado conversaciones con otras organizaciones en Japón afectadas por PFAS para compartir información y fortalecer su causa. (International Press)