El Tribunal de Distrito de Osaka condenó hoy a tres años de prisión a un exconductor de taxi de 76 años, acusado de causar un accidente mortal en marzo de 2023. En el incidente, que tuvo lugar en el distrito de Ikuno, el taxista ignoró un semáforo en rojo, arrollando de muerte a dos peatones y lesionando a cinco más.
El juicio giró en torno al estado mental del acusado, Toshio Saito, diagnosticado con Alzheimer en etapas tempranas. Su defensa argumentó que la enfermedad había afectado su capacidad para procesar información y que, como resultado, no debía considerarse completamente responsable del accidente. Alegaron que, aunque el acusado admitió su culpa, sus facultades cognitivas estaban gravemente afectadas.
Sin embargo, la fiscalía se opuso enérgicamente a este argumento, señalando que Saito había conducido sin problemas durante tres horas antes del accidente. Los fiscales argumentaron que durante ese trayecto no se habían registrado maniobras anómalas, lo que indicaba que mantenía una capacidad funcional para conducir, a pesar de su enfermedad. La fiscalía había solicitado una pena de cinco años de prisión.
LA INSENSIBILIDAD DEL TAXISTA
El juicio incluyó momentos emotivos, como la declaración de Tsutomu Harai, esposo de una de las víctimas. Con lágrimas en los ojos, relató cómo su vida cambió radicalmente tras la muerte de su esposa: «Esa mañana, estábamos juntos. Treinta minutos después, ella se había ido. Ojalá hubiera sido yo el que murió en su lugar».
En medio de esta declaración, Saito interrumpió desde su silla de ruedas, acercándose a la familia de la víctima para decirles: «Me voy a suicidar», lo que generó una gran conmoción en la sala.
Anteriormente, Saito había mostrado una actitud insensible, levantando las manos y gesticulando con sus dedos en forma de círculo durante una audiencia, afirmando que el seguro cubriría los costos de los daños. Estas actitudes insensibles solo avivaron la indignación de las familias de las víctimas, quienes consideraron que el acusado no mostraba ningún remordimiento genuino.
UN VEREDICTO CONTROVERTIDO
El juez reconoció que Saito padecía Alzheimer, pero subrayó que durante el accidente el taxista aún poseía las habilidades necesarias para evitar la tragedia. «Aunque la demencia está presente, Saito mostró capacidad para frenar en el momento adecuado y respetar las señales de tráfico poco antes del accidente», señaló el juez. Por lo tanto, se le consideró responsable de violar su deber de cuidado y fue condenado a tres años de prisión.
El veredicto generó opiniones encontradas. Algunos lo consideraron demasiado indulgente, mientras que otros señalaron la complejidad de los casos que involucran a personas con enfermedades degenerativas. La creciente población envejecida de Japón y los numerosos accidentes protagonizados por conductores de avanzada edad plantean desafíos urgentes para la seguridad vial y la justicia. (RI/AG/IP/)