Revisión de la OMS descarta relación entre el uso del móvil y el cáncer cerebral

El uso prolongado de dispositivos móviles no influye en el aumento del cáncer, según el estudio.

Un análisis exhaustivo encargado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha concluido que no existe una conexión entre el uso de teléfonos móviles y el cáncer cerebral, incluso en personas que pasan largas horas utilizando estos dispositivos. El estudio, que aborda una cuestión controvertida para expertos en salud y reguladores, se basó en la revisión de décadas de investigaciones científicas sobre los efectos de la radiación de los móviles.

Once expertos de 10 países analizaron más de 5.000 estudios publicados entre 1994 y 2022, seleccionando finalmente 63 estudios clave para su análisis final, que fue publicado este martes 3 de septiembre. Este extenso trabajo se centró en determinar si había alguna relación entre el cáncer y la exposición prolongada a las frecuencias de radio utilizadas por los dispositivos electrónicos inalámbricos, incluidos los teléfonos móviles.


Los resultados fueron claros: no se observó un aumento en el riesgo de cáncer cerebral, incluso entre aquellos que habían utilizado el móvil durante más de 10 años o pasaban mucho tiempo realizando llamadas. Asimismo, tampoco se encontraron riesgos elevados de leucemia o cáncer cerebral en niños expuestos a transmisores de radio, televisión o antenas de telefonía móvil.

“Estos resultados son muy tranquilizadores”, afirmó Ken Karipidis, uno de los principales autores de la revisión, quien trabaja para la Autoridad de Protección Radiológica y Nuclear de Australia. A pesar del aumento exponencial en el uso de los teléfonos móviles, Karipidis señaló que «no ha habido un aumento en la incidencia de cáncer cerebral».

EL TEMOR INICIAL Y LAS ANTIGUAS EVIDENCIAS


La preocupación sobre los móviles y el cáncer surgió en 2011, cuando la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, vinculada a la OMS, clasificó la exposición a ondas de radio como un posible carcinógeno para humanos. Esta clasificación se basó en evidencias limitadas de estudios observacionales. Las ondas de radio son la base de los sistemas de telecomunicaciones que incluyen teléfonos móviles, redes WiFi, estaciones de radio, controles remotos y sistemas GPS.

Sin embargo, como explicó Karipidis, el hecho de que la OMS catalogara estas ondas como un posible carcinógeno no implica que sean definitivamente cancerígenas, como lo es, por ejemplo, el humo del tabaco. De hecho, sustancias como el talco y el aloe vera también están en esa categoría de posibles carcinógenos, basados en evidencias limitadas. Karipidis señaló que desde aquella clasificación inicial se han publicado muchos más estudios sobre las ondas de radio, lo que motivó a la OMS a encargar esta revisión.

El problema con algunas investigaciones tempranas, según el experto, era que se basaban en estudios de casos y controles, que comparaban las respuestas de personas con cáncer cerebral frente a aquellas que no lo padecían. Este tipo de estudios puede estar sesgado, ya que los pacientes con tumores cerebrales tienden a sobreestimar su exposición a las ondas de radio, en su búsqueda por entender la causa de su enfermedad. En cambio, los estudios de cohortes más completos no han mostrado asociaciones significativas.


 

Antenas de telefonía móvil.

¿Y QUÉ PASA CON LAS ANTENAS DE TELEFONÍA MÓVIL? 


El informe también abordó el tema de las antenas de telefonía móvil, que utilizan ondas de radio para transmitir llamadas y mensajes de texto. Los investigadores concluyeron que estas antenas tampoco representan un riesgo de cáncer.

Mark Elwood, profesor honorario de epidemiología del cáncer en la Universidad de Auckland y coautor del estudio, señaló que las redes móviles de tercera y cuarta generación (3G y 4G) generan emisiones de radiofrecuencia «sustancialmente menores» que las redes anteriores. Aunque todavía no existen estudios importantes sobre las redes de quinta generación (5G), Elwood mencionó que investigaciones sobre radares, que operan en frecuencias similares, no han demostrado un aumento en el riesgo de cáncer.

Además, Karipidis destacó que la existencia de más antenas reduce la cantidad de radiación emitida por los teléfonos móviles, ya que estos no necesitan trabajar tanto para captar señal, lo que disminuye su exposición.

Keith Petrie, un experto de la Universidad de Auckland que no participó en la revisión, mencionó que las preocupaciones sobre los efectos en la salud de nuevas tecnologías son comunes y suelen aumentar cuando dichas tecnologías se adoptan rápidamente, como sucedió durante la pandemia de la COVID-19, cuando algunas personas atacaron antenas de telefonía creyendo en la falsa teoría de que las redes 5G propagaban el virus.

Finalmente, Petrie calificó el informe de la OMS como «una revisión muy completa» realizada por «un grupo internacional de gran prestigio», contribuyendo a disipar los miedos infundados sobre los móviles y el cáncer. (RI/AG/IP/)

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