Tokio, una de las metrópolis más densamente pobladas del mundo, enfrenta crecientes riesgos debido a las lluvias torrenciales causadas por tifones y fenómenos meteorológicos como las bandas de precipitación lineal. Ante esta amenaza, el Gobierno Metropolitano de Tokio está evaluando la posibilidad de construir un “río subterráneo”.
Este ambicioso proyecto conectaría las actuales infraestructuras de regulación subterránea mediante un sistema de conductos que canalizaría el agua directamente hacia la bahía de Tokio, mitigando los riesgos de inundaciones severas.
El diario Sankei dijo que la idea de un río subterráneo en Tokio no es nueva. Surgió hace 40 años, cuando se planteó por primera vez bajo la administración del entonces gobernador Shunichi Suzuki. En aquel momento, la propuesta fue relegada debido a la crisis económica y la reticencia hacia grandes proyectos de obra pública.
No obstante, la historia de los ríos artificiales en Tokio se remonta a antes del establecimiento del shogunato Edo. Cuando Tokugawa Ieyasu entró en Edo en 1590, lo primero que planeó fue cambiar drásticamente el flujo de los ríos Tone y Arakawa. Como resultado, se activaron el control de inundaciones y el envío de madera, que se convirtió en la base del desarrollo de Edo.
En esta era, la gobernadora Yuriko Koike ha vuelto a poner el proyecto del río artificial sobre la mesa en vista de la intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos en la gran capital japonesa.
El plan es conectar los depósitos de control de inundaciones existentes bajo el río Shirokawa y la carretera de circunvalación número 7, en los barrios de Nerima y Suginami, con otro futuro depósito bajo el río Meguro. A través de este sistema subterráneo de 15 kilómetros, las aguas de lluvia se canalizarían hasta el mar sin necesidad de almacenarlas, una ventaja crucial frente a la creciente magnitud de las tormentas.
UN SISTEMA EFICAZ Y ECONÓMICO
Según los expertos, esta solución no solo reduciría el área afectada por inundaciones en Tokio hasta en un 56%, comparado con el aumento del número de depósitos subterráneos tradicionales. También permitiría una reducción significativa en los costos de construcción y en la necesidad de adquirir nuevos terrenos. Estas ventajas hacen que el proyecto sea considerado más eficiente y efectivo que otras alternativas.
El profesor Takekazu Chibana, de la Universidad de Investigación de Políticas, destaca la innovación del proyecto: “Conectar directamente con el mar para evacuar el agua es una medida muy efectiva para prevenir inundaciones, pero un río subterráneo de este tamaño es raro a nivel global”.
CADA AÑO LAS LLUVIAS SON PEORES
La capital japonesa ha experimentado un notable aumento en los episodios de lluvias torrenciales en los últimos años. En lo que va de 2024, la Oficina de Prevención de Inundaciones de Tokio se ha visto obligada a activarse 18 veces, más del doble que en 2023. Estas cifras reflejan un cambio en los patrones de lluvia, cada vez más intensos y concentrados en breves periodos de tiempo, poniendo a prueba las infraestructuras actuales de la ciudad.
En el pasado, Tokio había diseñado su red de infraestructuras hídricas con una capacidad para manejar lluvias de hasta 75 milímetros por hora. Sin embargo, el cambio climático ha obligado a las autoridades a actualizar este parámetro, incrementando en un 10% la capacidad máxima. Esto ha intensificado la necesidad de soluciones innovadoras como el río subterráneo, que permitiría drenar las aguas más rápidamente.
INUNDACIONES EN EL METRO DE TOKIO
Los daños más graves ocurren en las infraestructuras subterráneas de transporte. En agosto, la capital experimentó lluvias tan intensas que causaron la inundación de varias estaciones de metro, un fenómeno que no se había visto en 35 años. La estación de la línea Oedo en el Estadio Nacional fue una de las más afectadas, sufriendo la entrada de agua en varios accesos y provocando el fallo de cinco escaleras mecánicas.
El incidente recordó la vulnerabilidad de las redes de transporte subterráneo de Tokio, y ha impulsado a las autoridades a reforzar los sistemas de vigilancia en las entradas de las estaciones.
A pesar de las dificultades y de los retos financieros y logísticos que supone este mega proyecto, la gobernadora Yuriko Koike ha mostrado determinación en avanzar con el plan. «Estamos comprometidos en mejorar nuestras infraestructuras hídricas para proteger a Tokio de las inundaciones», señaló recientemente.
El futuro de la capital nipona dependerá en gran medida de la capacidad de adaptarse a un clima cada vez más impredecible. (RI/AG/International Press)
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