Recientemente, se ha detectado una alta concentración de PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), conocidas por su potencial cancerígeno, en agua mineral embotellada fabricada en Kobe. Esta inquietante revelación proviene de una investigación del concejal Tatsuya Tsujimoto del Partido Comunista en Akashi, quien solicitó información al gobierno de Kobe.
El 5 de julio, Asahi Shimbun informó sobre la presencia de PFAS en el agua embotellada, seguido por Yomiuri Shimbun el 12 de julio, revelando niveles seis veces superiores al límite provisional en Japón.
Estos límites se aplican tanto al agua potable en general como al agua embotellada, bajo la regulación de la Ley de Control de Sustancias Químicas (CSCL). Los PFAS, conocidos por su persistencia y acumulación en el cuerpo humano, presentan riesgos graves para la salud, como cáncer de riñón, dislipidemia, inmunodeficiencia y problemas de desarrollo fetal e infantil.
Una vez que los PFAS ingresan al cuerpo humano, se distribuyen a través del sistema sanguíneo y se acumulan en los órganos. Aunque se detenga la ingesta de PFAS, puede llevar aproximadamente 40 años eliminar el 95% de la cantidad acumulada en el organismo.
En enero y junio del año pasado, las autoridades de Kobe encontraron hasta 310 nanogramos de PFAS por litro en el agua subterránea usada por una empresa local para producir agua mineral. Aunque la empresa instaló filtros de carbón activado para reducir la contaminación, el público siguió consumiendo agua contaminada sin saberlo, ya que no se informó oportunamente sobre la situación.
El profesor Koji Harada, experto en PFAS de la Universidad de Kioto, advirtió que la contaminación no se limita al agua del grifo, sino también al agua mineral embotellada. Harada explicó que, aunque se asocia el agua mineral con fuentes puras en áreas remotas, el agua subterránea puede estar contaminada si hay instalaciones cercanas que liberan PFAS. Recordó el caso de Saitama, donde se detectaron altos niveles de PFAS en pozos profundos debido a filtraciones de la base militar de Yokota el año pasado.
En Japón, las PFAS están reguladas por la Ley de Control de Sustancias Químicas (CSCL), que prohíbe la fabricación, importación y uso de PFOS y PFOA, dos de los compuestos PFAS más peligrosos. Sin embargo, no se ha divulgado el nombre de la empresa que produce el agua mineral contaminada, ni el lugar específico de la fuente de agua o el nombre del producto, lo que añade incertidumbre y preocupación entre los consumidores.
Este caso resalta la necesidad de una vigilancia más estricta y mayor transparencia en la gestión de estas sustancias para proteger la salud pública. Los expertos insisten en que, aunque Kobe ha declarado efectivas las medidas de descontaminación, es crucial informar a la población y supervisar regularmente la calidad del agua para evitar futuros riesgos. (International Press)