Japón se enfrenta a una de sus peores crisis económicas debido a la depreciación de su moneda. Con el yen en su nivel más bajo en casi 40 años frente al dólar, el debilitamiento abrupto de la moneda japonesa está preocupando a los funcionarios del gobierno japonés y a los banqueros centrales, quienes están apresurándose para formular una respuesta política urgente y coherente.
Los hogares en Japón enfrentan un aumento anual de 90.000 yenes, unos 570 dólares, en sus gastos debido a la subida de precios de los alimentos y la energía. Esta caída en la moneda está drenando el poder adquisitivo de los consumidores y afectando severamente la economía cotidiana.
La batalla más desigual se libra en la vida de los inmigrantes. La industria japonesa, está luchando con una de las manifestaciones más nocivas como el yen débil: cómo contratar y retener a los trabajadores y talentos ejecutivos extranjeros necesarios en medio de una escasez nacional de mano de obra.
A pesar de que Japón ha relajado las restricciones de visado de trabajo, la depreciación de la moneda significa que los trabajadores inmigrantes pueden ganar mucho más en otros países para enviar dinero a casa en forma de remesas.
Para algunas empresas, la respuesta es obvia pero dolorosa: aumentar los salarios para atraer a los trabajadores extranjeros y trasladar el costo a los consumidores, alimentando así las presiones inflacionarias.
Al respecto, el Nikkei dijo que el proveedor japonés de servicios de limpieza Bears, que depende en parte de jóvenes trabajadores calificados de Filipinas, aumentó sus tarifas de servicio por primera vez en 18 años, hasta en un 20%.
En negocios de márgenes bajos y altamente competitivos, así como en empresas más pequeñas, grandes aumentos salariales no son una opción viable a largo plazo. Las nuevas restricciones sobre el tiempo de trabajo introducidas en Japón, conocidas como el «problema de 2024» con gran impacto en el transporte, están haciendo que la mano de obra sea más difícil de obtener, tanto a nivel nacional como internacional.
EL SALARIO DE INMIGRANTES NO SUBE
«Mi salario no ha subido», dijo un inmigrante asiático de 27 años que trabaja en una empresa de transporte en Chiba. Solía enviar unos 50.000 yenes al mes a su familia cuando llegó por primera vez en 2018. Para enviar la misma cantidad ahora, necesitaría 80.000 yenes al mes, dinero extra que no recibe. No hay aumentos de salario para los inmigrantes.
Según una encuesta de 2024 realizada por la empresa de recursos humanos Mynavi Global, el 91% de los estudiantes y trabajadores extranjeros que viven en Japón dijeron que querían permanecer en el país. Sin embargo, esto representa una disminución de 5,8 puntos porcentuales desde 2022. La principal razón citada para no querer trabajar en el país: el yen débil.
Incluso sin el factor de la moneda, los niveles salariales en Japón han sido modestos durante mucho tiempo, deprimidos por décadas de deflación y bajo crecimiento tras el estallido de la burbuja de activos en Japón a principios de los años 90. En 2021, el salario mensual promedio en Japón era de 2.800 dólares, mucho más bajo que los 4.600 dólares en EE.UU. o los 3.483 dólares en Singapur, según la Organización Internacional del Trabajo.
Algunas empresas han promovido condiciones laborales más flexibles como una estrategia para atraer contrataciones extranjeras. El servicio de pago japonés PayPay ha estado ofreciendo opciones de trabajo remoto para atraer a ingenieros talentosos, permitiendo trabajar desde cualquier lugar en Japón, incluidos los destinos turísticos. Sin embargo, esta solución potencial podría no ser adecuada para trabajos menos calificados como los fabriles.
Según declaró al Nikkei, Hiroo Yamanouchi, socio y jefe de consultoría de carrera en Mercer Japan, los trabajadores de salarios relativamente bajos, como los internos técnicos, trabajadores en industrias de servicios y fábrica, son los más afectados por el yen débil. Por ejemplo, en Vietnam ha habido una disminución en el número de personas dispuestas a venir a Japón a ganar dinero a medida que su economía se ha desarrollado.
En el caso de los servicios de limpieza proporcionados por Bears, algunos empleados de Filipinas han estado recortando sus gastos de vida y ocio. Aunque no han dejado sus empleos debido al tipo de cambio, la empresa reconoce que el yen débil «no puede ser algo positivo para la contratación» y teme los efectos en cadena si la depreciación continúa.
Sin aumentos salariales, la tendencia del yen débil podría llevar a una disminución en el número de personas que desean venir a Japón en el futuro. Esto es especialmente preocupante para sectores como la tecnología de la información, donde las empresas japonesas compiten globalmente para atraer talento y cubrir brechas de habilidades en sus esfuerzos de transformación digital. (RI/NI/IP/)