Joshua Thompson, un ciudadano británico que nació y creció en Japón y habla con fluidez el japonés, contó a través de un video en línea su experiencia de ser rechazado por una empresa de bienes raíces.
“No se permiten extranjeros”, le dijo el agente inmobiliario. Eso fue todo.
Muchos se sintieron identificados con Thompson. Una persona que lleva más de 20 años viviendo en Japón escribió que siempre lo rechazan, revela la NHK.
El vídeo, que ha sido visto más de 2,7 millones de veces, expone una realidad que también ha sufrido un español que llegó a Japón hace seis años para ejercer la docencia en una universidad.
El europeo envió un correo electrónico a una compañía de bienes raíces para solicitar una visita a una vivienda en la prefectura de Hyogo.
Le respondieron que a los extranjeros no se les permite vivir en el condominio, ni siquiera con un garante japonés.
“No hubo preguntas sobre ingresos anuales o trabajo. No saben nada sobre mí. Siento que me rechazaron sólo por mi nacionalidad”, dice el español.
No se quedó de brazos cruzados. Acudió a la oficina de asuntos legales local para que investigara el caso, pero le dijeron que no podían hacer nada.
El español expresó su decepción por la inacción de las autoridades japonesas.
El gerente de la filial de la agencia que se negó a atender su pedido aseguró que ellos no tienen la intención de rechazar a los extranjeros.
Sin embargo, en comunicación con la emisora pública nipona reconoció: “Para ser honesto, algunas otras empresas de bienes raíces no aceptan a ciudadanos extranjeros. Creo que esa es la realidad de Japón”.
Una encuesta realizada en 2022 a dueños de viviendas en el país explica en parte la negativa: el 52,7 % dijo que había tenido problemas con extranjeros que vivían en sus propiedades.
Por ejemplo, el incumplimiento de las reglas de eliminación de basura o las quejas por ruido.
Hay agencias o propietarios que no han experimentado de manera directa el mal comportamiento de un extranjero, pero guiados por los rumores negativos les dicen no.
Eso no significa que no haya quejas con sustento.
El dueño de propiedades en tres prefecturas de Japón tuvo una experiencia negativa con inquilinos del sudeste asiático el año pasado.
Abandonaron la habitación que ocupaban dejando grandes daños, cuya reparación le costará 650.000 yenes (4.160 dólares).
Sin embargo, el problema no es irresoluble y lo demuestra Yiqun Gong, una mujer china que vive en Japón desde que tenía 5 años y a quien también le ha resultado difícil encontrar un lugar para vivir.
A partir de su experiencia, Gong creó un sitio web que permite a los usuarios hallar compañías inmobiliarias que atienden a personas que tienen dificultades para encontrar casa.
Alrededor de 4.400 empresas aceptan a clientes extranjeros, sobre todo en zonas urbanas.
Explicar a alguien de fuera de Japón, en su propia idioma, sobre las normas relativas a la ocupación de una vivienda (cómo botar la basura, no usar zapatos dentro, etc.) ayuda a evitar problemas. (International Press)