Kosode-Koji es una pequeña calle privada de 90 metros de extensión en Gion, un distrito de geishas en Kioto.
Está ocupada por ochaya, establecimientos donde los clientes son atendidos por geishas; okiya, sitios que albergan a geishas y maiko (apredices); y casas de gente corriente.
Hartos de los turistas maleducados, los residentes han colocado carteles a lo largo de Kosode-Koji para advertir:
“Prohibida la entrada, la fotografía de turistas y las visitas guiadas porque es una calle privada. Multa de 10.000 yenes (63,8 dólares) por entrar sin permiso”.
Los letreros están escritos en japonés, inglés y chino, precisa Asahi Shimbun.
Ahora bien, la sanción no es vinculante, con lo cual los turistas infractores no están obligados a pagar la pena.
Sin embargo, como dice un alto funcionario de un consejo de residentes, se espera que disuada a los visitantes díscolos.
“Esperamos que los turistas se porten bien”, dice. No hubieran querido colocar los carteles, añade, pero la prioridad es proteger a los vecinos.
El problema no se limita a Kosode-Koji.
En Gion muchos turistas persiguen a geishas y maiko para fotografiarlas sin su permiso. A veces no pueden caminar tranquilas. Ya hay letreros que prohíben hacer fotos.
Los residentes también se quejan del ruido y otras molestias que originan los visitantes.
Las cosas han empeorado en los últimos tiempos con el crecimiento del número de turistas extranjeros, así como el de los guías que los llevan a calles privadas como Kosode-Koji. (International Press)