En 1943, el gobierno de Brasl expulsó de sus casas en la ciudad de Santos a alrededor de 6.500 personas, en su mayoría inmigrantes japoneses, por sospechas de espionaje.
En la Segunda Guerra Mundial, Brasil estaba alineado con los Aliados y Japón era un país enemigo.
La guerra concluyó con la derrota de Japón, pero hubo inmigrantes japoneses en Brasil que se negaron a aceptar que su país había sucumbido.
Las autoridades brasileñas enviaron a 170 inmigrantes, entre ellos personas que se negaron a pisar una fotografía del emperador Hirohito, a una prisión en una isla remota.
Estos antecedentes, expuestos por Jiji Press, sirven para contextualizar una decisión histórica que podría tomar el país sudamercano.
En julio, un panel del gobierno brasileño discutirá si Brasil ofrecerá disculpas -por primera vez- por la persecución de los inmigrantes japoneses durante y después de la guerra.
La inciativa es impulsada por nikkei brasileños relacionados con Okinawa.
En Perú, en 2011 el entonces presidente Alan García pidió perdón a la comunidad peruana de origen japonés por los abusos perpetrados contra los inmigrantes japoneses y sus descendientes durante la guerra. (International Press)
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