Hace pocos los medios en Japón informaron del arresto de más de 10 personas por fingir que tenían relación con la popular cadena de yakitori Torikizoku para atraer a clientes a restaurantes fraudulentos.
Así operaban: una persona caminaba por el barrio rojo de Kabukicho, en Tokio, y se le acercaba un “enganchador” que le decía que el local de Torikizoku en la zona estaba lleno, pero que la podía llevar a un izakaya afiliado a la cadena.
En primer lugar, el restaurante al que llevaban a la víctima no tenía nada que ver con Torikizoku. Segundo, la esquilmaban, haciéndole cobros excesivos.
Una de esas víctimas fue una mujer que visitó Tokio en diciembre de 2023 y cuya mala experiencia comparte con Mainichi Shimbun.
Estaba con una amiga cuando un hombre se le acercó y le dijo que si quería comer en Torikizoku tendría que esperar una hora, ofreciéndole en su lugar otro izakaya.
La mujer se dejó convencer y una vez en el restaurante le dijeron que tenía que pedir al menos dos platos, uno de los cuales fue yakitori.
No le gustó la atmósfera del sitio, tampoco los asientos pequeños. Buscó el nombre en su smartphone y los resultados de su búsqueda fueron inapelables: “Estafa”.
Decidió irse. Cuando le llegó la cuenta, descubrió sorprendida que le estaban cobrando cosas que no había pedido. Por ejemplo, un aperitivo de 2.000 yenes (13,4 dólares). También le querían hacer pagar 7.960 yenes (53,3 dólares) por la opción -no solicitada- de beber lo que quisiera.
Otro cargo: 2.000 yenes por “tarifa de fin de semana”.
La clienta discutió con el personal del local. Estos, a manera de amenaza, le mostraron una tarjeta que supuestamente era de un abogado y, para remate, aumentaron sin explicación alguna su cuenta -aún más- a 18.874 yenes (126,4 dólares).
Solo había estado 15 minutos en el restaurante.
La mujer tenía previsto hacer compras y otras actividades en Tokio al día siguiente, pero el incidente la desanimó tanto que canceló sus planes y abandonó la capital japonesa.
¿Qué hacer en estos casos?
Takeshi Nakamura, miembro del Colegio de Abogados de Tokio y especialista en estafas y crimen organizado, recomienda, en primer lugar, no dejarse llevar a ninguna parte por un enganchador.
Si está en un restaurante y le llega una cuenta desmesurada, aconseja llamar a la policia de inmediato.
Por último, Nakamura advierte de que es muy probable que los enganchadores y los restaurantes para los que trabajan sean una fuente de ingresos para la yakuza.
Volviendo a Torikizoku, la cadena hace hincapié en que jamás abordan a las personas en la calle para que entren a sus locales. (International Press)
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