Tabitha Wilders es una veinteañera nacida en Tokio, de padre británico y madre japonesa, que ha vivido en Reino Unido y Japón, y habla inglés y japonés.
La mujer, que se considera “muy 50-50” y se refiere a sí misma como hafu o halfie, relata en el sitio savvytokyo su experiencia en citas con hombres japoneses.
Una experiencia que, en líneas generales, ha sido negativa.
Tabitha resalta el fuerte contraste del trato que ella recibe en comparación con las mujeres japonesas.
En las citas, los hombres, dice, le hacen un montón de preguntas “inapropiadas” que no le plantearían a una japonesa porque creen que una mujer extranjera o hafu, por el mero hecho de serlo, es de “mente abierta”.
Y no le ocurre solo con hombres con los que sale. Desconocidos en la calle se le acercan para preguntarle si es extranjera o decirle “guau, ¡eres una hafu!”, abordándola directamente como no harían con una japonesa.
También le ha ocurrido en muchas citas que los hombres, en espacios públicos, se paran o se sientan demasiado cerca de ella. No es casual, sino un acto deliberado para mostrar que ellos están con una mujer de “apariencia extranjera”. Es cuestión de estatus.
Tabitha cuenta que hay ciertos hombres, los “cazadores de gaijin”, que salen con extranjeras (o hafu, lo importante para ellos es la “apariencia extranjera”) para pavonearse.
“Utilizan a su pareja extranjera como trofeo para exhibirlo ante sus amigos, sin ninguna intención genuina de comprometerse a largo plazo”, advierte.
Algunas extranjeras en Japón han expresado su frustración por el hecho de que haya hombres que solo salgan con ellas por el estatus que les confiere estar con una mujer de apariencia “no japonesa”.
Para los hombres que andan tras mujeres de aspecto no japonés por estatus, las hafu tienen una ventaja con respecto a las extranjeras. Mientras acceder a estas puede ser difícil para ellos por la barrera del idioma, las hafu hablan japonés y por ende las consideran más “accesibles”.
También es frustrante, dice Tabitha, cuando un hombre le dice que sus padres quieren que esté con una “linda chica hafu” pensando en los hijos que nacerían de esa relación.
En ese escenario, la chica hafu pierde su individualidad, no es más que un estereotipo físico.
Ahora bien, esto no significa que Tabitha reniegue de su condición ni mucho menos.
“Me siento privilegiada de ser halfie y estoy orgullosa de mi doble herencia cultural. Yo anhelo, sin embargo, que me reconozcan más allá de mi apariencia”, concluye. (International Press)