La oficina de Récords Mundiales Guinness puso en duda la autenticidad de Bobby, quien en febrero de 2023 fue certificado como el perro más viejo del mundo, y suspendió su récord temporalmente.
Bobby vivía con su dueño, Leonel Costa, en el pueblo de Conqueiros, cerca de Leiria, Portugal, y murió en octubre del año pasado a la edad de 31 años y 165 días. Era un pastor Rafeiro do Alentejo, originario de Portugal, una raza que suele tener una vida de 12 a 14 años.
Un portavoz de Guinness a agencia AFP que «hay la investigación en curso y hemos suspendido temporalmente el récord (de Bobby) como perro más viejo del mundo. Se toma esta medida hasta que se resuelva la situación».
No se proporcionó ningún detalle sobre la sospecha. Sin embargo, los medios de comunicación británicos y estadounidenses han informado que el color del pelaje de las piernas de Bobby se ven diferentes en su foto cuando era un cachorro.
Un veterinario de Lisboa, dijo el año pasado que Bobby «no tiene ningún problema de movimiento y, considerando el estado de sus músculos, no parece un perro anciano».
Después de que se suspendiera el récord del animal, el dueño del perro, Leonel Costa, sostuvo que «las sospechas son infundadas» y acusó a «algunos miembros de élite de la sociedad veterinaria» de estar detrás de todo esto.
Costa recordó que Bobby nunca vivió atado, se alimentaba de comida natural y corría por el bosque a las afueras del pueblo cuando era joven. A medida que crecía, pasaba los días relajándose por el jardín con su amigo, el gato. (RI/AG/IP/)