En medio de las noticias negativas causadas por el terremoto en la península de Noto el 1 de enero, que se ha cobrado la vida de 213 personas hasta el momento, destaca una positiva: el rescate de una mujer de 93 años 124 horas después de la catástrofe.
Asahi Shimbun ha recogido los testimonios de los rescatistas que participaron en la operación.
Alrededor del mediodía del 6 de enero, los miembros de un equipo antidisturbios de la policía de la prefectura de Fukuoka -que llegaron a la zona afectada el mismo día del desastre- se enteraron de que una mujer posiblemente había quedado atrapada en una casa derrumbada en la ciudad de Suzu, prefectura de Ishikawa.
Corrieron hacia el lugar y a las pocas horas escucharon la voz de un miembro del equipo que gritó por radio: “¡La encontré!”.
La nonagenaria yacía boca arriba dentro de la casa. Su cuerpo estaba caliente y tenía pulso.
Takao Horikoshi, teniente de la policía de Tokio y director del rescate, recuerda que como el primer piso se había derrumbado, entraron desde el segundo.
Un grupo de policías de Fukuoka, entre ellos Sakutaro Maki, entraron a la habitación donde se encontraba por la ventana.
Quitaron los tatamis del segundo piso y vieron a la mujer con un pie atrapado entre la viga y un tatami. Estaba cubierta por un futón.
“¿Estás bien?”, “tu familia te está esperando” y “espera”, le dijeron a la mujer, quien parpadeó y asintió. Luego pudo decir “ah” y “oooh” e incluso su nombre.
Estaba extremadamente débil. El equipo de emergencia y los médicos le dieron una máscara de oxígeno y un goteo intravenoso, y le calentaron la parte superior del cuerpo con una bolsa de agua caliente.
Para rescatarla, tuvieron que retirar las vigas del segundo piso con sierras y palancas. Las réplicas interrumpieron sus trabajos cuatro veces.
Cuando la sacaron de entre los escombros, era alrededor de las 8:20 de la noche.
La llevaron a un hospital. Solo estaba herida de gravedad en la pierna. Al día siguiente ya podía mantener una conversación.
La tasa de supervivencia cae de manera considerable cuando transcurren más de 72 horas tras un desastre. El caso de la nonagenaria es excepcional.
Mototaka Inaba, un médico que formó parte del equipo de rescate, cree que la anciana, mientras estuvo atrapada, bebió agua de lluvia.
Horikoshi, el policía de Tokio, dice que una combinación de condiciones favorables hizo posible el rescate.
“Nos sentimos aliviados de que la rescataran sana y salva”, añade.
El hombre también participó en tareas de rescate tras los terremotos en Turquía y Siria en febrero de 2023, que mataron a más de 50.000 personas.
En Turquía, vio cómo rescataban a una niña de 6 años más de 120 horas después del sismo.
Sobre la base de esa experiencia, le dijo a los miembros del equipo en Ishikawa: “Definitivamente hay gente esperando ayuda. No se rindan”.
El rescate infló el ánimo de las personas involucradas en salvar vidas.
Maki, el policía de Fukuoka, dice: “Al ver la fuerza vital de los sobrevivientes aferrándose (a la vida) tan desesperadamente, me llené de emoción y sentí pasión por la necesidad de rescatarlos”. (International Press)
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