En la serena zona montañosa de Kaneyama, en la prefectura de Fukushima, la comunidad del pueblo de Tarabu celebra un acontecimiento histórico: el nacimiento de un bebé, el primero en 52 años, informó el diario Yomiuri. Los orgullosos padres son Dai Aonuma (30) y Emiko Aonuma (41), quienes se mudaron a la zona desde fuera de la región. La pareja lleva una vida casi autosuficiente cultivando vegetales y arroz y dedicándose a la crianza de su hijo.
Yendo en automóvil, Tarabu se encuentra aproximadamente a unos 50 minutos desde la intersección Aizu Sakashita por la autopista Ban-etsu y a casi 15 minutos de la estación Aizu-Kawaguchi de la línea JR Tadami. Los amantes de la fotografía recorren sus caminos agrícolas entre finales de mayo y principios de junio, la mejor época.
A Dai se le suele ver con un lápiz detrás de la oreja y vestido con ropa de faena trabajo porque está construyendo una valla de contención para la nieve. La casa donde vive con su familia la remodeló con sus propias manos y afirma que cada día mejora sus virtudes de carpintero.
En la entrada de la vivienda se observan muchas herramientas, y al entrar a la sala, se puede sentir el calor acogedor de una estufa de leña y el fragante aroma de un café de Indonesia recién tostado.
Él, originario de la ciudad de Minami-Alps en Yamanashi y graduado de la Universidad de Hokkaido, vivió en Sapporo durante unos cuatro años. Se enamoró de Kaneyama, atraído por sus aguas termales ricas en carbonato, sal y hierro, y se mudó allí en el verano de 2020, cuando la pandemia se extendía por las ciudades de Japón.
Conoció a Emiko, que estaba aprendiendo el arte tradicional del tejido «Karamushi» en el pueblo de Showa, y se casaron en junio de este año.
La pareja se sustenta principalmente de lo que cultivan, utilizando agua de manantial para beber y para uso doméstico. Solo compran alimentos básicos como salsa de soja, tofu y natto, intercambiando la mayoría de sus alimentos con los vecinos.
SE LLAMA TARA
Por deseo de Emiko, se llamó a una partera de la prefectura de Gunma para el parto en casa. El 3 de noviembre nació una niña sana, a la que llamaron «Tara», con el primer kanji de la pronunciación de Tarabu, su distrito. El carácter ‘來’ representa la íntima relación entre las personas y los árboles, algo muy presente en la vida de los Aonuma.
Siguiendo las tradiciones locales, Emiko pasó 21 días en reposo en la misma habitación que su hija después del parto. «Siento el crecimiento de mi hija cada día. Espero que crezca saludable y libre en esta región», contó Emiko.
Los vecinos y amigos migrantes proporcionaron artículos esenciales para el bebé, como pañales, ropa y una bañera. Cuando Tara nació toda la comunidad lo celebró como fuera parte de su familia y se han unido mucho más para ayudarse mutuamente y observar el crecimiento de la niña. (RI/NI/IP/)