En diez años, hasta 2021, hubo al menos 443 muertes en 437 casos de asesinato-suicidio o asesinato de personas de 60 años o más a manos de sus familiares en Japón.
Es decir, un caso cada 8 días, advierte Mainichi Shimbun.
El hallazgo fue posible gracias a la investigación de la profesora Etsuko Yuhara, de la Universidad Nihon Fukushi en la prefectura de Aichi, que hurgó en los archivos de 38 periódicos.
En casi la mitad de los casos, 214, los autores fueron los cónyuges.
¿Cómo se explican los crímenes? Por la denominada “fatiga del cuidador”, el pariente que debe cuidar a su pareja o padres ancianos y que, desbordado por la carga psicológica y física que implica hacerlo, pesimista ante el futuro, mata a la persona que cuida y luego -a menudo- se suicida.
Yuhara también analizó las circunstancias que rodearon cada muerte, qué impulsó a los perpetradores, a través de declaraciones a la policía y testimonios en juicios, entre otras fuentes.
Descubrió muchos casos de cuidadores de edad avanzada (ancianos cuidando a otros ancianos) que, además del peso psicológico y físico, enfrentan situaciones económicas difíciles. Sin esperanzas para el futuro, cometen los crímenes.
La profesora hace hincapié en que con el envejecimiento de la población en Japón, el cuidado de las personas mayores va en aumento.
Así las cosas, los delitos como los que ocupan esta nota no disminuirán si no hay suficiente apoyo a los cuidadores, “quienes fácilmente pueden quedar aislados y abrumados por sus deberes”.
La experta cree que los gobiernos locales deben examinar de manera minuciosa las circunstancias detrás de los crímenes y trabajar para prevenirlos. (International Press)