Yoshiko Okajima, una mujer de 85 años que vive en la prefectura de Tottori, tiene problemas para movilizarse. No puede caminar cargando cosas pesadas.
¿Cómo hace entonces con las compras?
Depende de un pariente que la lleva a un supermercado de la que ella es clienta desde hace unos 50 años, revela la NHK.
El problema es que el supermercado cerrará pronto.
Su única opción será ir a una tienda de alimentos situada a 16 kilómetros de su casa. A Yoshiko le preocupa que el desplazamiento implique una mayor carga para su pariente.
El caso de la octogenaria y el súper de Tottori no es aislado, explica la NHK.
Muchos supermercados en Japón están cerrando debido a la disminución de sus clientes y el envejecimiento de la población.
El cierre de estos locales complica la vida de ancianos como Yoshiko que se quedan sin un lugar para abastecerse de alimentos.
Además, los supermercados no son únicamente centro de expendio de productos. También son espacios de socialización. A Yoshiko le gustan porque puede ver a sus vecinos y cerciorarse de que están bien.
No es un problema menor.
Alrededor de una cuarta parte de la población anciana en Japón, más de 8,2 millones de personas, tienen dificultades para acceder a las tiendas, según información del gobierno de Japón.
Las autoridades, sin embargo, no se están quedando de brazos cruzados.
En Tottori, por ejemplo, han solicitado a los minoristas que operen camiones móviles con comestibles.
Algunos municipios ofrecen servicios de autobús a supermercados distantes, destaca la NHK.
Los ciudadanos también toman la iniciativa.
En la ciudad de Takayama, prefectura de Gifu, un grupo de residentes decidió abrir su propio supermercado tras el cierre de la única tienda de la comunidad debido al descenso de la clientela.
Para ello juntaron entre varios 6 millones de yenes (40 mil dólares).
No es fácil para nada. Ninguno de ellos tiene experiencia en el rubro.
Naoto Nakamura, gerente del local, confiesa que ni siquiera están seguros de estar abasteciendo los estantes de manera correcta.
Llevan seis meses de déficit. Pese a los reveses, están empeñados en seguir adelante. Su supermercado, además de suministrar alimentos, atrae a los residentes e insufla vida a la comunidad. (International Press)
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