Sábado por la noche en el barrio rojo de Kabukicho. Un hombre se acerca a una mujer que está mirando su smartphone y comienzan a hablar.
Después de dos o tres minutos de conversación, el hombre y la mujer, con un vestido blanco y tacones altos, comienzan a caminar juntos.
Cuando llegan a la entrada de un “hotel del amor” cercano, el hombre que la mujer piensa que es un cliente le dice: “Policía”.
De pronto, otros policías, testigos de la situación, se acercan a la mujer, la arrestan y la meten a un coche.
Esta escena descrita por Mainichi Shimbun forma parte de los esfuerzos que realiza la policía de Tokio para combatir la prostitución callejera en Kabukicho, Tokio.
El número de trabajadoras sexuales en las calles en el aludido barrio ha aumentado desde el otoño pasado tras el debilitamiento de la pandemia y las restricciones derivadas de ella.
Si en 2021 se veían de 10 a 20 prostitutas callejeras en un día, este verano la cifra ha subido a más de 60 diarias.
Entre enero y junio de este año, 27 mujeres fueron arrestadas en Kabukicho por prostitución.
Solo en los primeros 15 días de julio, la policía arrestó a más de diez mujeres.
La labor de la policía de Tokio no es solo represiva.
Cuenta con consejeros especializados que informan y orientan a las mujeres arrestadas para que accedan a trabajo y vivienda, y las conectan con oficinas gubernamentales para que las ayuden, y de ese modo evitar que reincidan.
Entre las mujeres que se dedican a la prostitución hay adolescentes y jóvenes, así como personas de mediana edad, incluso en la cincuentena. (International Press)
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