Un hombre iraní al que la oficina de inmigración de Tokio se negó a renovar su estatus de residencia recibirá una compensación de 5,5 millones de yenes (38.900 dólares) por parte del gobierno de Japón.
El Tribunal de Distrito de Tokio tachó como ilegal la negativa de las autoridades de inmigración, informa Mainichi Shimbun.
El iraní arribó a Japón en 2007 con una visa de visitante temporal.
Más adelante accedió a una visa de actividades designadas que le permitió trabajar en el país.
En 2007 y 2012 solicitó sin éxito el estatus de refugiado ante la oficina de inmigración de Tokio.
En 2018 solicitó refugio por tercera vez. Además, buscó la renovación de su estatus de actividades designadas.
Las autoridades de inmigración rechazaron la renovación de su visa y el iraní perdió su trabajo.
En su fallo, el tribunal concluyó que la oficina de inmigración de Tokio era demasiado estricta en la evaluación de las renovaciones del estatus de residencia de los extranjeros que habían solicitado refugio varias veces.
El monto que deberá pagar el gobierno de Japón se estimó sobre la base del salario que el hombre dejó de ganar y una compensación por el daño emocional sufrido.
El iraní, además, presentó una demanda por separado que le ha permitido ser reconocido como refugiado en Japón. (International Press)