El 56 % de las universidades en Japón ha reforzado sus medidas para impedir que sus estudiantes caigan en manos de las sectas tras el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe en julio de 2022.
El asesino de Abe alberga rencor hacia la Iglesia de la Unificación, a la que responsabiliza de la ruina de su familia (su madre donó alrededor de 100 millones de yenes (700 mil dólares) a la organización).
De 50 universidades encuestadas por Kyodo, 28 han colocado advertencias en tablones de anuncios, repartido volantes, ofrecido conferencias o reforzado la vigilancia en el campus.
Los recién ingresados, considerados como más vulnerables, son el objetivo de las sectas.
No es fácil para las universidades lidiar con la situación. Tienen dificultades sobre cómo actuar por temor a violar la libertad de religión de sus alumnos.
Una universidad dijo que no pueden hacer nada hasta que un estudiante solicite ayuda.
Takashi Uriu, un hombre de 49 años que antes reclutaba estudiantes para un culto budista, dijo que para alcanzar su objetivo se hacía pasar por un profesor universitario o inventaba clubes de estudiantes.
Ahora se usan las redes sociales y las organizaciones religiosas -advierte- apuntan a gente más joven, estudiantes de secundaria y preparatoria. (International Press)
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