Akira Kitahata, un hombre de 57 años que vivía solo, murió en su casa en agosto de 2021 tras contraer el coronavirus.
El centro de salud pública de Itabashi, en Tokio, donde residía, estaba encargado de monitorear su salud.
Nueve días después de presentar síntomas, el nivel de saturación de oxígeno de Kitahata, que sufría de diabetes y presión arterial alta, cayó al 70 % (muy por debajo del 93 % que requiere hospitalización), de acuerdo con el oxímetro proporcionado por el centro.
El hombre informó al centro de salud, pero le dijeron que posiblemente había una falla en el oxímetro y que le dijera a un médico que lo visitara. Kitahata murió al día siguiente.
La hermana de Kitahata planea demandar al municipio de Itabashi por 58 millones de yenes (402.000 dólares) por daños, informa Mainichi Shimbun.
La mujer sostiene que si su hermano hubiera sido hospitalizado cuando informó de su nivel de saturación de oxígeno su muerte se habría evitado.
El centro de salud pública de Itabashi, dice ella, no cumplió con su deber de supervisar su estado.
La hermana pidió al centro información sobre cómo monitoreaba la salud del difunto.
El centro reveló algunos datos, pero ocultó otros y no ofreció una explicación verbal sobre el incidente.
El municipio de Itabashi se abstuvo de comentar el caso alegando que no divulgan información personal. (International Press)
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