Una sexagenaria que reside en la prefectura de Saitama fue víctima de estafas en línea dos veces el año pasado.
La mujer, que hace arubaito, no solo perdió su dinero, sino también los ahorros de su familia e incluso de su hija.
En una carta dirigida a Yomiuri Shimbun, la mujer no entra en detalles sobre las triquiñuelas, limitándose a decir: “Encontré sitios web en mi smartphone que me atrajeron con sus grandes ofertas y caí en las estafas”.
“Me siento muy mal por mi familia y no sé qué hacer ahora que se acabó el dinero. Estoy angustiada todos los días”, añade. El estrés está afectando su salud física.
La mujer, que vive con su esposo, su hija y su suegra, escribe en busca de consejo. “No sé cómo sentirme o cómo debo vivir mi vida a partir de ahora”.
A través de Yomiuri le contesta la abogada Yoko Sanuki, que comienza preguntándole cómo fue estafada una segunda vez si ya la habían engañado una primera vez.
¿En ambos casos fue la misma modalidad de estafa?
“Por el bien de su familia, lo que debe hacer es asegurarse de que no la vuelvan a estafar”, subraya la abogada, quien le recuerda que siempre debe tener en mente la frase “no hay formas fáciles de ganar dinero en este mundo”.
Sanuki le sugiere reconsiderar el uso de su smartphone, el medio por el cual fue víctima de los engaños.
En segundo lugar, le aconseja escribir en detalle, paso a paso, un relato de cada uno de los casos, cómo fue que cayó en la trampa, y luego pensar en ello.
Tener más claras las cosas la ayudará a no caer nuevamente en una emboscada.
“Deberá aprender economía básica y comprender cómo funciona en el mundo real para protegerse. No pierda su tiempo estando deprimida”, concluye. (International Press)
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