En febrero pasado, el jefe de un ryokan en la prefectura de Fukuoka admitió durante una conferencia de prensa que solo cambiaban el agua de sus baños termales dos veces al año para ahorrar tiempo y esfuerzos.
Por ley, deben hacerlo al menos una vez por semana.
El hombre, de 70 años, se suicidó en marzo, abrumado por el escándalo. “Lo siento mucho. Me siento moralmente responsable de todo”, dejó escrito en una nota.
Lo que aparentaba ser una práctica de poco tiempo era mucho más antigua de lo que se creía.
Un exempleado del hospedaje declaró a la policía que el agua del onsen solo se cambiaba dos veces al año desde alrededor de 1998, revela Mainichi Shimbun.
Los niveles de concentración de cloro tampoco se medían desde la misma época, según el extrabajador.
El jede del ryokan hizo que sus empleados falsificaran un informe para asegurar que el agua se cambiaba al menos una vez por semana y que los niveles de concentración de cloro se medían correctamente, en consonancia con las normas.
El año pasado, las autoridades de salud locales detectaron la presencia de la bacteria legionella en niveles muy por encima de lo autorizado.
El ryokan fue fundado en 1865 y tuvo como huésped al emperador Hirohito. (International Press)