“Sé que Japón y Corea del Sur no están en la misma línea en términos de percepciones históricas de su pasado compartido. Pero mi amor por Corea del Sur es algo diferente”, dice una japonesa de 20 años.
Alumna de la Universidad Meiji en Tokio y gran admiradora del grupo de K-pop Twice, la mujer planea estudiar en Corea del Sur este verano.
La universitaria representa a los jóvenes japoneses y surcoreanos unidos por la admiración que sienten por la cultura del otro país, pese a las diferencias históricas entre Japón y Corea del Sur, destaca Asahi Shimbun.
El interés por Corea del Sur en Japón ha crecido en los últimos años.
SEKC Kankoku Ryugaku, una empresa que organiza programas de estudio para estudiantes japoneses en Corea del Sur, revela que más de 600 estudiantes japoneses se inscribieron en 2022, entre 1,5 y 1,8 veces más que en 2020.
En 2019, los estudiante japoneses en la Universidad de Sejong, en Seúl, ocupaban el quinto lugar por nacionalidad; en 2022, ascendieron al tercer puesto.
La Universidad Mejiro, en Tokio, sufría una escasez de estudiantes en idioma coreano en el año fiscal 2005. Sin embargo, su número se ha multiplicado por diez.
Kim Kyung-ho, profesor de estudios coreanos de la mencionada universidad, explica a Asahi: “Los jóvenes en Japón han estado inmersos en la cultura coreana desde que eran muy chicos. Miran a Corea del Sur sin prejuicios”.
En Corea del Sur, la situación con respecto a los jóvenes es similar.
En Seúl, una estudiante universitaria de 23 años salió hace poco entusiasmada del cine tras ver la película animada “Suzume no Tojimari”, del reconocido director Makoto Shinkai, obra que califica como “genial”.
La película encabezó el ranking de taquilla en Corea del Sur entre el 10 y el 12 de marzo. El segundo lugar lo ocupó otro anime japonés, “The First Slam Dunk”.
En el caso de la joven surcoreana de 23 años, que estuvo en Tokio el año pasado, lo singular es que ella está en contra del plan del gobierno de su país para crear una fundación para indemnizar a los coreanos que fueron forzados a trabajar para empresas japonesas durante la guerra (con lo cual se exonera a estas de pagar la reparación).
La mujer separa política de cultura. Los asuntos políticos no menoscaban su admiración por la cultura japonesa.
Un caso similar es el de un estudiante surcoreano, también de 23 años, que visitó este mes Tokio, donde se hizo una foto al lado de la estatua del robot Unicorn Gundam.
Su abuelo, dice, alberga sentimientos negativos con respecto a Japón, pero él no. Política y cultura circulan por carriles distintos. (International Press)
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