Takeshi Komatsu fue criado por una testigo de Jehová. Desde pequeño participaba en reuniones religiosas o actividades de reclutamiento.
El hombre de 40 años recuerda -en declaraciones a la NHK- que cuando no se portaba bien era azotado.
Los niños como él vivían con terror a los azotes.
Cuando cumplió 20 años abandonó la organización religiosa, lo cual acarreó que cortara lazos con su mamá. Esta le dijo que la única manera de restablecerlos era que él recuperase la fe.
Su caso es uno de los tantos que un equipo de abogados está recogiendo como parte de su investigación sobre los testigos de Jehová y sus prácticas, como los azotes.
Más de 70 hijos de testigos de Jehová revelaron a los abogados que sus padres los habían azotado durante su infancia.
Había chicos a quienes sus padres forzaban a persuadir a otras personas a unirse a la religión o recortaban sus oportunidades educativas o laborales en nombre de la fe.
Los abogados ofrecen apoyo legal y médico a exmiembros de la organización religiosa.
En su defensa, los testigos de Jehová dicen que sus miembros quieren lo mejor para sus hijos y que la disciplina que les imponen busca corregir su comportamiento.
La disciplina, dicen, debe aplicarse de manera que “los niños sientan el amor de sus padres”. (International Press)
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