Hajime Yamaguchi, profesor de psicología de la salud en la Universidad J. F. Oberlin de Tokio, no cree que la gente en Japón deje de utilizar mascarillas de inmediato una vez que se relajen las disposiciones sobre su uso el 13 de marzo.
En declaraciones a Yamaguchi, afirma que la práctica de ir por la calle o espacios públicos con la cara descubierta tardará en materializarse.
El especialista prevé que las personas comiencen a dejar de usar mascarillas durante el periodo vacacional de Golden Week en mayo.
La renuencia a quitárselas va más allá de la salud, dice.
El uso de las mascarillas “me hizo darme cuenta de cómo las personas tienden a basar sus decisiones en la observación de los demás, o dicho de otro modo, con cuánta fuerza está arraigada la presión social en la sociedad japonesa”.
En esa línea, la gente esperará a ver qué hacen los demás.
Las mascarillas están tan enraizadas en la sociedad japonesa de hoy que quitárselas frente a los demás y exponer la cara sería equivalente a quitarse la ropa interior, según el experto.
Así las cosas, las mascarillas serían una “ropa interior facial” en Japón.
El pudor entra en escena.
Una estudiante universitaria de 19 años que reside en Osaka declara a Mainichi que seguirá usando mascarillas a diario. “Incluso si me he maquillado, me resisto a la idea de mostrar todo mi rostro a las personas que no conozco”.
Un estudio realizado por Yamaguchi antes de la pandemia a mujeres universitarias descubrió que el contorno de su rostro es lo que más las acompleja de su cara. Luego mencionaron la nariz, la boca, la frente y los ojos.
Yamaguchi sostiene que las mujeres son más conscientes de las miradas ajenas que los hombres. “Una mascarilla cubre exactamente las partes de la cara de las que ellas se sienten avergonzadas”, explica. (International Press)