El 20 de noviembre, Kazue Umino, una empleada a tiempo parcial de una tienda de 7-Eleven en la ciudad de Takashima, prefectura de Shiga, notó que algo no andaba bien con un cliente anciano, que demoraba en solicitar atención.
La mujer de 61 años le preguntó qué deseaba.
El hombre le dijo que necesitaba tarjetas de dinero electrónico por valor de 300.000 yenes (2.300 dólares), en concreto aquellas con “dibujos de manzanas”, revela Mainichi Shimbun.
Acto seguido, comenzó a contar los billetes de su bolso.
Umino tuvo la certeza entonces de que el anciano era víctima de un fraude.
¿Qué hizo? Para ganar tiempo, le dijo que necesitaba hacer una confirmación antes de realizar una operación que involucraba una cantidad tan grande.
Mientras tanto, habló con un compañero de trabajo y ambos llamaron al gerente de la tienda y la policía.
La policía averiguó que el día anterior el anciano de 93 años había recibido una factura de móvil falsa por correo electrónico.
La policía otorgó un certificado de reconocimiento a Umino.
Es la tercera vez en este año fiscal que la policía agradece a los empleados de este local por salvar a los clientes de estafas. (International Press)