Muchas escuelas en Japón son criticadas por reglas absurdas o extremas que imponen a sus alumnos, como el uso de ropa interior blanca, teñirse el cabello de negro o la prohibición de mantener relaciones de pareja entre ellos.
Kojimachi, una escuela de secundaria en Tokio, marcha a contracorriente. Bajo la dirección de Yuichi Kudo, Kojimachi ha abolido las normas que aún siguen vigentes en otros colegios.
En declaraciones a Mainichi Shimbun, Kudo revela que el cambio comenzó cuando un estudiante de cabello rubio se trasladó a la escuela en mayo de 2014.
En aquella época, Kojimachi prohibía la entrada a estudiantes con el pelo teñido.
El estudiante rubio había dejado su anterior escuela porque esta quería que llevara el cabello negro. El adolescente se negó. Sus padres aseguran que es naturalmente rubio.
Si se hubiera dejado llevar por la tradición, Kudo habría impedido el ingreso del chico. Sin embargo, el entonces director de la escuela les dijo a los profesores: “El estudiante dice que es su color natural, ¿no está bien así?”.
¿Y si el alumno y los padres estuvieran mintiendo y no fuera naturalmente rubio? No era para tanto. “Podemos fingir que nos engañan, no es gran cosa», dijo Kudo en su diálogo con los profesores.
No fue fácil vencer la resistencia de los maestros, habituados a las reglas antiguas.
Kudo se mantuvo firme: obligar a un estudiante a cambiar el color de su cabello es un problema en “términos de derechos humanos”.
Hubo otro caso que apuntaló su convicción de apelar al sentido común.
En una ocasión, después de una clase de natación, una chica se puso una toalla sobre los hombros durante la clase siguiente en un aula.
El profesor la obligó a quitarse la toalla y su uniforme se mojó poco a poco debido a las gotas de agua que caían de su pelo.
Fue una situación incómoda para la chica, que avisó a sus padres. Kudo habló con ellos y tras escucharlos decidió que el comportamiento del profesor no había sido razonable.
Así, paulatinamente, Kudo fue modificando las cosas en la escuela y en el camino logró persuadir a los profesores de dejar atrás las anticuadas reglas. (International Press)