A la hija de la japonesa Maho Ono le dijeron en la escuela de primaria donde comenzó a estudiar que cuando almozara, solo mirara hacia adelante y lo hiciera en silencio. Ni siquiera le permitían hablar en voz baja.
Ono, que lidera una organización con sede en Tokio, crítica que se mantengan los almuerzos silenciosos en las colegios, una de las medidas adoptadas en Japón para contrarrestar la expansión del coronavirus.
Si las restricciones se han relajado, si los adultos pueden comer, beber y hablar en restaurantes, ¿por qué los estudiantes no pueden hablar con sus compañeros mientras almuerzan?
La pregunta no solo se la hace Ono, sino también los propios estudiantes, a quienes su organización ha encuestado.
El 90,4 % de los menores quiere hablar mientras almuerza, según el sondeo publicado por Mainichi Shimbun. Solo el 3,2 % responde que no, mientras que el 6,4 % no expresa una posición definida.
El 79 % piensa que los denominados almuerzos silenciosos son malos, mientras que el 5,5 % dice que son buenos. El resto es “neutral”.
El estudio también recogió opiniones de los niños y adolescentes:
“Me quitaron el almuerzo por conversar con un amigo. Fue horrible”.
“Quiero disfrutar de mi comida con amigos. Ahora no es divertido y no sabe bien”.
“Odio comer rodeado de tabiques de acrílico”.
Ono presentó en septiembre una petición con más de 5.700 firmas a los ministerios de Educación y Salud para relajar medidas que considera excesivas, como prohibir que los estudiantes hablen durante el almuerzo. (International Press)
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