En una primera evaluación de lo ocurrido en las elecciones municipales y regionales a nivel nacional del pasado domingo, es la presencia mínima de los partidos políticos nacionales. En casi el 100% del país han vencido los movimientos regionales de todo tipo, además de los candidatos de APP en el norte y algunos de Somos Perú, dos movimientos que han sabido permanecer en lo local sin convertirse realmente en lo que consideramos un partido nacional. Uno se asentado en el caudillismo y la plata de César Acuña y el otro, el partido fundado por Alberto Andrade, en el oportunismo político.
El repunte final del Partido Frente de la Esperanza todavía tiene que demostrar esa dimensión nacional que comentamos. Y de los llamados partidos de la derecha, presentes sobre todo en Lima, ya sabemos que no lo que son, sino también dependen de sus candidatos y su plata como Renovación Popular, respaldado por el fujimorismo que no ha tenido apenas candidatos propios, y Podemos Perú, muy similar a Renovación.
#ONPEinforma [ACTUALIZACIÓN DE RESULTADOS] ????
— ONPE (@ONPE_oficial) October 6, 2022
????️Elección municipal LIMA METROPOLITANA.
✅Actas contabilizadas al 97.500 %, siendo las 21:30 horas del 5 de octubre.
???? Consulta los resultados completos aquí ➡️ https://t.co/v5a7Q8tHPL pic.twitter.com/pef8qW3Y3i
Las derrotas de las izquierdas merecen, una evaluación especial: la debacle nacional de Perú Libre que, prácticamente desaparece no solo por el 1,3% obtenido en Lima, que era previsible, sino por su ausencia en las regiones andinas y del sur del Perú donde se esperaba, aunque sea una victoria municipal. ¡Quienes votaron por el partido que llevó como líder a Pedro Castillo han desaparecido del mapa político en el cortísimo período de doce meses! Ni siquiera en las regiones y municipios de sus propios líderes, en Cajamarca y en Junín, han ganado los de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón.
Siguiendo con las izquierdas a nivel nacional, la pobreza de votación por Juntos por el Perú, el único paraguas electoral que tenía la izquierda tradicional en estas elecciones, profundiza la crisis de propuestas, de liderazgos y de relación con la población que se viene arrastrando desde hace años.
La nula voluntad de Roberto Sánchez de aceptar una dirección colegiada, el gran error de colocar a Gonzalo Alegría como candidato en Lima y la decisión de un buen número de antiguos militantes y votantes de Juntos por el Perú de votar mejor por Forsyth, provocó esa debacle que, unido a la desaparición de Perú Libre, deja a las izquierdas debilitadas y sin espacio electoral y caudal político propio.
En esta situación general, no ha habido ideas transformadoras de la realidad municipal y regional. Ha habido cierta simpatía por cada candidato vencedor, pero hablando en general, no hemos visto propuestas modernas, coherentes, mirando a Perú de hoy y al Perú de mañana y tampoco hemos visto movilizaciones alegres, con ciudadanos felices por participar en los mítines y ni siquiera en el momento de la victoria, hecho más notorio en la capital del Perú. La mediocridad, la exageración de las promesas y la monotonía en las propuestas es lo que ha predominado.
Sin partidos, sin izquierdas, sin ideas… ¿hacia dónde se dirige el Perú? ¿Hacia dónde nos dirigimos todos los ciudadanos como sociedad? ¿Cómo revertir esta situación de anomia, de individualismo y de alejamiento de la militancia política?
El Perú tiene futuro si construimos confianza entre nosotros, si dejamos la informalidad y fortalecemos la institucionalidad en todos los niveles, si vencemos la desigualdad, si superamos las diferencias y si logramos trabajar concertando unos y otros en base a objetivos mínimos comunes pensando en el Perú integrado social, territorialmente con los aportes de sus variadas culturas.
odo esto es posible si convencemos a la mayoría de que en una democracia los partidos, las distintas ideologías, la organización social son absolutamente necesarios. Si no lo hacemos, el Perú seguirá navegando a la deriva entre el inmediatismo general y la informalidad omnipresente.
