La Iglesia de la Unificación de Japón ha establecido como objetivo recaudar 30 mil millones de yenes (207 millones de dólares) anuales en donaciones.
Quien hace pública esta cifra es Masaue Sakurai, un hombre de 48 años que durante dos décadas perteneció a la organización religiosa, revela Mainichi Shimbun.
Sakurai fue subdirector de la oficina de educación familiar de la Iglesia y su padre llegó a ser presidente de la institución.
Miembro de la Iglesia desde que egresó de la universidad, en 1998, hasta 2017, el japonés relata que la cifra establecida como meta ejercía una fuerte presión sobre los seguidores para cumplir con sus respectivas cuotas.
Sakurai recuerda a familias arruinadas por las donaciones, así como a padres que contrajeron deudas utilizando los nombres de sus hijos.
El japonés menciona a un hombre que se apropió de los ahorros de su hijo, fruto de su trabajo a medio tiempo y que estaban destinados a cubrir su matrícula universitaria, para donarlos a la Iglesia.
“Hice algo que no debería haber hecho como padre”, le dijo el hombre, que cedió a la presión de la organización religiosa para cumplir con sus cuotas de donación.
Gracias a las donaciones, asegura la Iglesia, sus seguidores logran la salvación.
Las donaciones funcionan como parte de una estructura vertical, en la cual la sede central impone cuotas a las diversas filiales en el país, que a su vez las trasladan a las iglesias bajo su jurisdicción. El último eslabón son los seguidores.
Sakurai, que se apartó de la Iglesia en 2017 tras expresar su oposición a sus políticas, afirma que decidió alzar su voz para que no se repita una tragedia, en alusión a la muerte del ex primer ministro Shinzo Abe, asesinado por el hijo de una seguidora de la Iglesia, cuyas millonarias donaciones (alrededor de cien millones de yenes o casi 700 mil dólares) arruinaron a la familia. (International Press)
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