La norcoreana Kim Hyon Hui fue detenida por Corea del Sur por colocar una bomba en un avión surcoreano que explotó frente a Myanmar en 1987. 115 personas murieron.
Kim fue condenada a muerte por un tribunal surcoreano, pero en 1990 la indultaron.
La mujer de 60 años vive actualmente en Corea del Sur y en una entrevista concedida a Kyodo no habló del atentado terrorista de hace 35 años, sino de los japoneses que Corea del Norte secuestró en las décadas de 1970 y 1980.
Kim habla japonés. Su profesora fue Yaeko Taguchi, una japonesa secuestrada en Tokio en 1978. Tenía 22 años.
Corea del Norte afirma que Taguchi murió en un accidente de tráfico en 1986, pero Kim asegura que la japonesa sigue viva.
Taguchi se casó con un surcoreano que también fue secuestrado por Corea del Norte.
Kim dice que conoció a Megumi Yokota, símbolo de las víctimas y secuestrada en 1977 a los 13 años.
La exespía norcoreana la conoció en 1984. Recuerda que ella hablaba coreano con fluidez y que durante la reunión cantó el himno nacional de Japón.
Corea del Norte dice que Yokota murió, pero como en el caso de Taguchi, Kim afirma que sigue viva.
Hace más de diez años, un desertor norcoreano, exfuncionario gubernamental de alto nivel, le dijo que ambas estaban vivas.
Kim cree que las autoridades norcoreanas sostienen que están muertas para que no regresen a Japón y expongan públicamente “las debilidades internas y los secretos de Corea del Norte”.
“A mi juicio, todavía están vivas”, enfatiza.
Hace 20 años, en septiembre de 2002, el ex primer ministro japonés Junichiro Koizumi logró que el entonces líder norcoreano Kim Jong Il admitiera durante una histórica reunión en Pyongyang que Corea del Norte había secuestrado a ciudadanos japoneses.
Al mes siguiente, cinco de los japoneses secuestrados fueron repatriados, pero 12 aún permanecen retenidos en Corea del Norte.
Tras elogiar a Koizumi por su “audacia y coraje”, Kim afirma que el gobierno de Japón debe buscar con insistencia el diálogo con Corea del Norte para que permita que las víctimas puedan ver a sus familias aunque sea solo una vez y en secreto.
“El gobierno japonés debería llamar a la puerta de Corea del Norte 100 veces, o incluso 1.000 veces”, dice la exterrorista.
El tiempo apremia. El padre de Megumi Yokota y el hermano mayor de Taguchi murieron en los últimos años.
Con respecto al atentado terrorista de 1987, la mujer, madre de dos hijos en edad universitaria, dice: “No quiero hablar más de eso”. Luego añade: “Mi vida cambió por completo”. (International Press)