La Iglesia de la Unificación de Japón saltó a las noticias en el país asiático después de que el asesino de Shinzo Abe dijo a la policía que lo mató porque creía que el ex primer ministro tenía relación con la organización religiosa.
El criminal de 41 años, Tetsuya Yamagami, asegura que su madre se declaró en quiebra tras donar grandes cantidades de dinero a la Iglesia.
El presidente de la Iglesia de la Unificación de Japón, Tomihiro Tanaka, dijo en conferencia de prensa que la donación por parte de sus seguidores es voluntaria y que estos mismos deciden el monto.
Sin embargo, un grupo de abogados -que ayuda a exseguidores de grupos religiosos que buscan compensaciones- desmintió a Tanaka, informó Mainichi Shimbun.
Es mentira, según la Red Nacional de Abogados Contra las Ventas Espirituales, que la Iglesia de la Unificación no coaccione a sus seguidores para que realicen donaciones.
Un representante de la Red, el abogado Hiroshi Yamaguchi, señaló que hay sentencias judiciales adversas a la Iglesia sobre la ilegalidad de los aportes.
En febrero de 2020, el Tribunal de Distrito de Tokio ordenó a la Iglesia de la Unificación que devolviera 4,7 millones de yenes (34 mil dólares) a una exseguidora debido a que consiguió las donaciones “a través de un injustificado método de provocar ansiedad y miedo”.
En septiembre de 2021, la Red envió una carta de protesta a Abe, quien había enviado un mensaje en video a una organización afiliada a la Iglesia de la Unificación, lo cual sería interpretado como un “respaldo”, según los abogados. “Le instamos a que piense cuidadosamente sobre esto por el bien de su propio honor”, decía la carta. (International Press)
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