En octubre de 1979, Ayako Haraguchi fue arrestada por haber participado en el asesinato de su cuñado, Kunio Nakamura, un hombre de 42 años, en la prefectura de Kagoshima.
Con Haraguchi fueron arrestados tres parientes, entre ellos su esposo, por estrangular a la víctima con una toalla y abandonar su cuerpo en un establo cerca de su casa.
En 1980 un tribunal halló culpable a Haraguchi, que cumplió una condena de 10 años de prisión.
La mujer, que hoy tiene 95 años, lucha desde entonces por defender su inocencia y el miércoles sufrió un revés judicial: el Tribunal de Distrito de Kagoshima le negó un nuevo juicio, según Kyodo.
El tribunal alegó que la nueva evidencia presentada por el equipo legal de Haraguchi no era “lo suficientemente clara”.
Con la decisión del miércoles, el intento de Haraguchi por limpiar su nombre fue rechazado por cuarta vez.
Sin embargo, la nonagenaria no se rinde y sus abogados apelarán la decisión.
Haraguchi asegura que no existen pruebas que la vinculen directamente con el crimen.
El tribunal que la condenó en 1980 se basó en el testimonio de la cuñada de Haraguchi, quien dijo que esta había propuesto asesinar a la víctima.
La defensa legal de la anciana sostiene que Nakamura, en estado de ebriedad, murió tras caer accidentalmente en una zanja, y presentó evidencias, incluyendo un informe forense, ante el Tribunal de Kagoshima para respaldar su versión.
El esposo de Haraguchi fue condenado a ocho años de prisión y luego murió. A él también se le negó un nuevo juicio (póstumo). (International Press)