Los precios de los alimentos, la gasolina y otros artículos de uso diario continúan subiendo en Japón, mientras que los salarios no aumentan o si se incrementan no lo hacen al ritmo de la inflación, con lo cual la capacidad adquisitiva de los japoneses se está reduciendo.
Naturalmente, hay malestar entre los residentes en Japón por el alza del costo de vida.
Sin embargo, el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, dijo la semana pasada que las familias japonesas se han vuelto más “tolerantes” con el aumento de precios.
Las declaraciones motivaron críticas a Kuroda, a quien se acusó de estar fuera de contacto con la difícil realidad de los ciudadanos comunes.
Esta semana, en una sesión en la Dieta, asediado por legisladores críticos, Kuroda ofreció disculpas por su comentario “completamente inapropiado”, informó Asahi Shimbun.
“Soy plenamente consciente de que las familias están amargadas por los aumentos de precios porque no se pueden evitar”, dijo.
¿En qué se basó Kuroda para sostener que las familias japonesas son ahora más tolerantes con el alza de precios?
De acuerdo con una serie de estudios elaborados por un profesor de economía de la Universidad de Tokio, mientras que en agosto de 2021 el 57 % de los japoneses dijo que dejaría de comprar en sus tiendas favoritas si aumentaban los precios de sus productos preferidos en un 10 %, en abril de 2022 la proporción se redujo a 44 %.
Sin embargo, como apunta Asahi Shimbun, Kuroda omitió decir que los mismos estudios revelaron que más del 60 % de los que respondieron que continuarían comprando en sus tiendas favoritas si los precios subían un 10 % también dijeron que reducirían la cantidad que compraban o que disminuiría la frecuencia de sus visitas.
La continuidad de la política monetaria ultralaxa del Banco de Japón, según el diario japonés, es mencionada como una de las causas de la depreciación del yen, lo que ha encarecido los productos importados. (International Press)
