26 personas, entre pasajeros y tripulantes, subieron al barco turístico Kazu I que se hundió en la prefectura de Hokkaido el pasado sábado. Al menos 11 han muerto.
Uno de los pasajeros, un hombre septuagenario, llamó a su esposa cuando la embarcación estaba naufragando. “El barco se está hundiendo. Gracias por todo”, le dijo.
El hombre abordó el barco con dos amigos con los que jugaba golf.
Mainichi Shimbun realizó una breve semblanza del hombre, una de las 15 personas desaparecidas.
El hombre reside en la prefectura de Saga y dirige un aserradero con su hijo. Es miembro destacado de la asociación de comercio e industria de su localidad.
Su cuñado lo recuerda como una persona que siente devoción por su familia y cuida a sus nietos. Que llamara a su cónyuge para darle las gracias no lo sorprende considerando el tipo de persona que es, “un hombre amable”.
En el trabajo es “estricto, pero considerado”, dice el cuñado, que trabaja con él en el aserradero.
El septuagenario heredó el aserradero de su padre. Gracias a su buena gestión, el negocio creció hasta emplear hoy a más de 20 personas.
Por su parte, el secretario general de la Cámara de Comercio e Industria de la ciudad donde reside resalta su contribución al desarrollo de la región, y lo recuerda como una persona sonriente y querida por todos. “Espero que regrese sano y salvo”, dice.
Un amigo con el que jugaba golf revela que es una persona cuidadosa, y que si hubiera sabido que el Kazu I tuvo un accidente el año pasado no se habría subido a él. (International Press)
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