Cuando un hombre y una mujer se casan en Japón tienen que adoptar el apellido de uno de ellos. La ley no permite que los cónyuges lleven apellidos distintos.
Una pareja de esposos que reside en la ciudad de Hachioji, Tokio, y se resiste a abandonar sus apellidos de solteros, ha encontrado una fórmula para contentar a ambas partes: casarse cada tres años.
La pareja, ambos de 32 años, relata su historia a Mainichi Shimbun.
Él, servidor público, y ella, empleada de una compañía extranjera, se conocieron cuando estudiaban en una universidad. Meses después comenzaron a salir y un día la conversación giró en torno al matrimonio.
Para dejar las cosas en claro, la mujer le dijo que si se casaban no quería dejar su apellido. El le replicó que en Japón la mujer suele adoptar el apellido de su esposo. La diferencia de posiciones originó una discusión.
El tiempo transcurrió. Ambos egresaron de la universidad y comenzaron a trabajar.
Con el matrimonio en el horizonte, no había acuerdo entre la pareja sobre el apellido que llevarían una vez casados.
Hasta que un día, en el trabajo, el hombre supo de una pareja que se alternaba los apellidos cada tres años y se lo contó a su entonces novia.
Ambos acordaron que harían lo mismo.
La pareja se casó en 2016 y durante los primeros tres años adoptó el apellido de él.
En 2019, se divorciaron y se volvieron a casar, esta vez con el apellido de ella.
Este año, los japoneses se divorciarán por segunda vez para casarse por tercera vez y llevar el apellido del esposo.
Sin duda, no es el escenario ideal, pero es el camino que los dos han encontrado para cumplir su deseo de mantener los apellidos con los que nacieron mientras la ley en Japón no cambie. (International Press)
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