La brasileña Anais Cordeiro de Medeiros tenía previsto asistir a una escuela de posgrado en Tokio durante dos años desde abril de 2020.
Tenía sus maletas listas. Había renunciado a su trabajo y vendido su coche. La pandemia de coronavirus arruinó sus planes.
Ante el cierre de fronteras, Anais comenzó a tomar clases en línea de la escuela, lista para partir en cualquier momento a Japón, revela en declaraciones a Kyodo.
Sin embargo, desde entonces han transcurrido dos años y la joven de 29 años aún no puede viajar a Japón. Sigue con las clases en línea.
“Mi reloj biológico es un desastre”, dice, en alusión a las 14 horas de diferencia entre Japón y su ciudad, lo que la obliga a asistir a clases cuando debería estar durmiendo.
El trato discriminatorio de Japón, que prohíbe el ingreso de extranjeros no residentes, tendrá efectos sociales “muy negativos” no solo para los estudiantes, sino para el mismo país, asegura la joven.
“No soy una amenaza. Solo soy una estudiante”, se lamenta con lágrimas en los ojos. Anais ha reservado vuelos a Japón más de 10 veces.
Su historia, sin embargo, podría tener un final feliz si el gobierno levanta el veto, con lo cual la brasileña podría asistir a la ceremonia de graduación de la escuela en Tokio en marzo.
Si bien hay muchos que pese a la extensa espera de la autorización para entrar a Japón no se rinden, otros, hartos, han renunciado a su sueño de estudiar en el país y elegido otro destino.
Davide Rossi, director de una compañía en Tokio que ayuda a los estudiantes extranjeros a estudiar en el país asiático, asegura que un creciente número de extranjeros que alguna vez amaron Japón “cambiaron completamente a haters”.
“Ya basta”, dijeron esos estudiantes extranjeros, cansados de esperar. “Vemos a mucha gente yendo a Corea del Sur en lugar de a Japón”, dice Rossi, quien tacha la prohibición del gobierno nipón como injusta y sin sustento científico.
El gobierno afirma que la prohibición busca impedir la expansión de la variante ómicron, “como si solo los extranjeros pudieran traer el ómicron”, dice.
Los estudiantes extranjeros, remarca, están dispuestos a estar en cuarentena el tiempo que sea necesario a su arribo a Japón.
Se estima que alrededor de 147 000 estudiantes extranjeros están en espera. (International Press)
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