Hondo pesar ha causado la muerte del médico Junichi Suzuki, asesinado la semana pasada por el hijo de una de sus pacientes en la ciudad de Fujimino, prefectura de Saitama.
Suzuki, de 44 años, acompañado por personal médico, fue a la casa del homicida para expresar sus condolencias por la muerte de su madre. El asesino tomó como rehén a los trabajadores médicos durante once horas y mató con un arma de caza al médico.
Un colega de Suzuki destacó la dedicación de la víctima a su trabajo y su preocupación por los pacientes. “Era un héroe de la comunidad. Nuestra pérdida es inconmensurable”, declaró a Mainichi Shimbun.
En 2013, Suzuki abrió una clínica especializada en la atención médica domiciliaria, motivo por el cual otro colega se refirió a él como un “pionero” en dicho campo en la comunidad.
Su entrega a los pacientes se refleja en una anécdota que relata el presidente de una asociación médica local, Haruhisa Sekiya, quien recuerda que Suzuki fue a presentarse tras abrir su clínica.
A Sekiya le llamó la atención que Suzuki no vistiera un traje, sino una bata blanca con un estetoscopio colgando de su cuello, como un médico listo para entrar en acción en cualquier momento. “Haré atención domiciliaria. Nunca sé cuándo me llamarán a la casa de alguien”, explicó el fallecido.
Sekiya comparte otra historia de su colega. El año pasado, Suzuki le encargó el tratamiento oftalmológico de una paciente con esclerosis lateral amiotrófica.
Suzuki le entregó a Sekiya toda la documentación referida a la paciente, que incluía información más allá de la estrictamente médica, como ideas o sentimientos de la mujer sobre el objetivo de su vida.
“No hay médicos que lleguen tan lejos como él (en el cuidado de los pacientes)”, resalta su colega.
Suzuki también estuvo en la primera línea de batalla contra el coronavirus. En el verano de 2021, cuando la quinta ola sobrepasaba al sistema de salud de Japón, el médico, por solicitud de un centro de salud pública, se hizo cargo de la atención domiciliaria de 38 personas. Suzuki visitaba a sus pacientes dos veces al día, una durante el día y otra por la noche.
El médico no solo ofrecía atención médica a sus aproximadamente 300 pacientes. Además, organizaba simulacros de evacuación para salvar a pacientes con enfermedades incurables en caso de desastre.
Su muerte ha provocado una sensación de orfandad entre sus pacientes. Uno de ellos llamó a la asociación médica local, a la que pertenecía Suzuki, para preguntar: “¿Qué se supone que debemos hacer ahora que un gran médico como él ha fallecido?”. (International Press)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.