Japón ha comenzado a sopesar el despliegue de drones militares estadounidenses en una base en el suroeste del país para fortalecer la vigilancia aliada en la región, dijo el fin de semana el ministro de Defensa, Nobuo Kishi.
Los aviones no tripulados MQ-9 Reaper, o también conocido como Predator B, podrían estar estacionados de manera temporal en la Base Aérea Kanoya de la marina de Autodefensa en la prefectura de Kagoshima.
El despliegue se produciría en medio del aumento de la actividad militar china cerca de las islas japonesas en el Mar de China Oriental. La nave está fuertemente artillada y fue diseñada para la vigilancia a gran altura con funciones de larga duración.
El plan parece estar muy avanzado porque el gobierno central ya ha comenzado a informar a las autoridades locales. Se quiere una evaluación y aprobación de las comunidades locales. Se les explica que los drones ofrecen seguridad en su operación y que es una manera de extender la vigilancia del territorio japonés con un limitado número de personas.
La prensa japonesa ha destacado que en la primera semana de enero, los titulares de Relaciones Exteriores y de Defensa de Japón y EEUU acordaron «aumentar el uso conjunto o compartido de instalaciones militares de ambos países y uno de las primeras acciones seria el pronto despliegue de los drones de guerra. (AG/PJ/)