El 12 de diciembre, una japonesa que trabaja para una compañía en Europa arribó al aeropuerto de Narita. La mujer en la cincuentena tenía previsto pasar las fiestas de fin de año con sus padres en Tokio.
Sus vacaciones en Japón no comenzaron de la mejor manera. Tras un largo vuelo, la japonesa se vio forzada a tomar otro avión.
En Narita, un funcionario les dijo a los pasajeros del vuelo procedente de Europa que no había habitaciones de hotel disponibles para que se alojaran durante su obligado periodo de cuarentena, medida impuesta por Japón para frenar el coronavirus. ¿La alternativa? Un avión con destino al Aeropuerto de Kansai.
Mientras esperaba los resultados de la prueba de PCR a la que se sometió al arribar a Japón, la mujer pensó que se trataba de una broma, revela Asahi Shimbun.
Al final, 90 viajeros, incluyendo a los pasajeros de otro vuelo recién llegado, tuvieron que trasladarse hasta Kansai para ponerse en cuarentena.
Una vez en Kansai, un autobús que los esperaba llevó a un grupo de pasajeros a un alojamiento situado a unos 40 minutos.
La japonesa no sabía a dónde estaban yendo. Recién al llegar al alojamiento preguntó a un empleado y se enteró de que estaba en Osaka.
La desconcertada mujer ingresó a su habitación a las 11 p. m., 12 horas después de llegar al aeropuerto de Narita. “No sabía qué hacer y estaba exhausta”, confiesa.
Ella es uno más entre los viajeros que después de largos vuelos arriban a Japón y deben volver a tomar otro avión ante la escasez de habitaciones de hotel en Tokio y áreas cercanas. (International Press)