El año pasado, la japonesa trabajó para una oficina de impuestos durante cuatro meses con un contrato a corto plazo. Fue despedida cuando este caducó, en abril, en pleno estallido de la pandemia.
La mujer, madre soltera en la treintena y con residencia en Tokio, pasó los siguientes ocho meses buscando trabajo de oficina sin conseguirlo.
La japonesa, mientras estuvo en paro, no se quedó de brazos cruzados y estudió contabilidad en una escuela de formación profesional, así como inglés y otras materias para reforzar sus aptitudes, revela a Mainichi Shimbun.
Sin embargo, fue rechazada por decenas de empresas.
Finalmente, consiguió un arubaito (trabajo a tiempo parcial) como cajera en una tienda de 100 yenes. Solo gana alrededor de 100.000 yenes (880 dólares) por mes, aproximadamente la mitad de sus ingresos antes de la pandemia de coronavirus.
La mujer quiere cambiar de trabajo para ahorrar para la educación de su hijo, pero la situación es muy difícil. Haber sido tanta veces rechazada le ha pasado factura en el aspecto emocional. “Me deprimo pensando que todo podría ser mi culpa”, dice.
Su caso dista de ser excepcional. Cada vez hay más mujeres en condiciones similares. Entre abril y junio de este año, el número promedio de mujeres sin trabajo durante más de seis meses ascendió a 340.000, superando con largueza la cifra de 280.000 en 2020.
Un funcionario del Ministerio de Trabajo advierte de que una gran cantidad de mujeres que trabajaban en restaurantes y hotelería fueron perjudicadas por la pandemia. A ello hay que sumarle que si un hombre y una mujer luchan por el mismo puesto, es más probable que él lo consiga, dice.
Del desempleo prolongado a la pobreza no hay mucha distancia. Masako Komori, representante de una organización que ayuda a madres solteras, subraya que la pobreza está aumentando, lo cual afecta la educación de los niños. Por ejemplo, cuando los padres no pueden pagar internet, sus hijos no pueden participar en clases en línea.
Ojo que las cifras pueden engañar. En agosto pasado, la relación entre puestos de trabajo y solicitantes de empleo era de 1,14 en Japón. Es decir, había un poco más de vacantes que buscadores de empleo.
Sin embargo, si uno revisa por sectores, descubre que mientras en construcción o cuidados de personas había de tres a ocho veces más puestos de trabajo que candidatos, en trabajos administrativos la proporción era de 0,28; es decir, casi cuatro solicitantes por cada puesto. (International Press)
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