El japonés Shohei Ohtani (27), quien milita en los Angels de Los Ángeles desde 2018, ya es la estrella más importante del béisbol profesional estadounidense. Para los críticos más entusiastas, es casi la encarnación de Babe Ruth (1895-1948), el pelotero más amado de todos los tiempos en los Estados Unidos.
Para los más exigentes, el japonés puede ser un predestinado realmente nuevo. Nada visto como él en los últimos 100 años.
Ohtani y Ruth caminaron el mismo trecho como lanzadores y bateadores al mismo tiempo, el jugador de las dos vías. Babe hizo los dos papeles de manera brillante desde 1918 a 1920, cuando fue vendido a los Yankees para batear y convertirse en el revolucionario del jonrón que conocemos.
No obstante, el caso del japonés es mucho más valioso no solo por los parecidos estadísticos, sino porque representa el pico más alto de un proceso de aprendizaje y competencia que comenzó en 1873, cuando un maestro estadounidense presentó el juego por primera vez en Japón.
LA EVOLUCIÓN DE LOS JAPONESES
Los japoneses adoptaron el deporte y lo fueron puliendo en el tiempo, aunque siempre bajo la mirada desdeñosa y por sobre el hombro de los estadounidenses. Pero un eslabón importante en la cadena de hechos que llevan hasta Ohtani corrió en 1964, cuando el pitcher Masanori Murakami de los Hawks de la Liga Pacífico fue enviado a entrenar en las ligas menores de San Francisco.
Murakami fue la sorpresa y se convirtió en el relevista estrella de los Giants de San Francisco, convirtiéndose así en el primer jugador japonés en las Grandes Ligas (MLB). ¿Por qué no siguieron yendo más beisbolistas japoneses a hacer las américas? Un acuerdo entre las ligas norteamericana y nipona se encargó de amarrar legalmente a los japoneses para Japón.
Robert Whiting, periodista y escritor estadounidense basado en Tokio, ha recordado en una serie de artículos sobre el béisbol nipón y el fenómeno Othani, el punto de quiebre que significó 1965, cuando los Yomiuri Giants de Tokio se enfrentaron al campeón de la Liga Nacional de la MLB, Los Ángeles Dodgers, y ganaron cuatro de siete juegos.
«Ya no tenemos nada más que aprender de los estadounidenses», exclamó Tetsuharu Kawakami, el gerente general del Yomiuri Giants, según cuenta Whiting.
Era el Giants de los jóvenes Shigeo Nagashima y Sadaharu Oh, que se convirtieron en el tiempo en las leyendas del béisbol japonés. Incluso Oh marcó en 1977 un récord mundial de jonrones que los estadounidenses criticaron y no reconocieron porque «se hicieron en campos más pequeños» y contra lanzadores de menor calidad.
TODO BIEN, PERO LOS JAPONESES «SON MÁS DELGADOS»
No obstante, los norteamericanos fueron aceptando que la capacidad técnica de los japoneses era buena, que manejaban muy bien los fundamentos del béisbol, aunque dejaron en evidencia la gran desproporción que significaba la contextura física del jugador nipón, más delgado y de menor estatura, claves para desarrollar el picheo súper veloz y el bateo potente y arrollador.
Oh y Nagashima medían 175 y 178 centímetros respectivamente con unos 80 kilos en promedio, hasta que en los 90’s se vio el salto generacional. El pitcher Hideo Nomo, que triunfó en Los Ángeles Dodgers tenía 188 cm, igual estatura que Hideki Matsui que brilló en los Yankees en los 2000. Ichiro Suzuki, otro gran histórico japonés en la MLB que militó en los Marines, estaba en los 180 cm.
Ohtani ha llegado a las Grandes Ligas con 194 cm y una complexión de atacante de fútbol americano. En él se cierra el círculo que ha terminado por postrar a la crítica norteamericana ante el beisbolista japonés, dueño de una técnica depurada y la potencia física que le reclamaban.
Ningún beisbolista, ni siquiera estadounidense está logrando las conquistas de Ohtani desde Babe Ruth. Talento, estética y potencia en el lanzamiento de pelotas rectas como aquella del 5 de abril de este año que llegó a 161,9 km/h.
Los números de pitcheo de Ohtani, 9-1 con efectividad de 2.61, están cerca de la cima de la liga, al igual que los de Ruth en sus años de pitcheo a tiempo completo. Como bateador, Ohtani lidera el ranking general con 42 jonrones que podrían llevarlos a los 50 a finales de año, una hazaña “Ruthiana” con certeza.
Pero el japonés es listo como ninguno más allá del montículo de lanzamiento y del bate en la mano. Tiene 22 bases robadas en esta temporada que es la mayor cantidad lograda por un pitcher en la MLB desde los años 1800 (la Liga Profesional americana se fundó en 1876).
El influyente diario New York Time tituló el pasado 19 de agosto: “Es Shohei Ohtani ‘el nuevo Babe Ruth’ o algo completamente nuevo?” y escribió: “En los casi 100 años transcurridos entre las carreras de Ruth y Ohtani, las ligas ofrecieron sorprendentemente poco en términos de jugadores que sobresalieron en el lanzamiento y el bateo, y ninguno que hiciera ambas cosas al mismo tiempo”.
En la historia de las comparaciones, «es fácil», señala el rotativo, encontrar cinco buenos jugadores similares a otros tantos, pero el caso entre Ohtani y Ruth, nos dice algo bastante notable: “jugadores como ellos no aparecen con mucha frecuencia”. (RI/PJ)
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