Una vez más, hemos escuchado la presentación ante el Congreso de un plan de gobierno de parte de un nuevo Premier. Presentación muy parecida a la de sus predecesores, con las lógicas diferencias en algunos aspectos de acuerdo a sus anteriores promesas electorales.
Una de las similitudes se encuentra en todo lo relacionado con los programas sociales, mal llamados así (¿no se debería llamar “programa social” al presupuesto de la República?) pues suelen ser simples programas asistencialistas desde los diferentes gobiernos de la Nación… y pareciera que todos, simplemente, lo aceptamos.
Siempre me he preguntado ¿hasta cuándo vamos a tener “programas sociales” en el Perú? ¿Hasta cuándo vaso de leche, comedores populares, canastas navideñas para los pobres? ¿Hasta cuándo vamos a seguir con esa costumbre de los gobiernos y de los presidentes de cambiar los nombres a programas similares? ¿Por qué no mantener los que funcionan bien y con éxito comprobado, en lugar de crear otros, supuestamente nuevos, cambiando el nombre a gusto del gobierno entrante?
Así ha venido ocurriendo desde hace más de 50 años, desde Cooperación Popular con el gobierno de Fernando Belaúnde hasta el gobierno actual con el programa Yapanay, pasando por todos los demás gobiernos, con un récord, si no recuerdo mal, de más de 70 programas sociales, con distintos nombres e idiomas, que han supuesto, en estos últimos cincuenta años, decenas de miles de millones de soles gastados en ellos con resultados muy pobres, gastos que aumentaron con la creación del Ministerio de Inclusión Social y el de la Mujer y Poblaciones vulnerables, cuyos nombres hasta hacen daño a los oídos solo al escucharlos.
Y rodeados de muchos mitos. Uno de ellos cuando se dice que es la izquierda la que crea esos programas para manipular a los pobres! Recuerdo una conversación con el amigo Ricardo Belmont en la alcaldía de Lima, cuando nos echaba en cara a los regidores de Izquierda Unida esa afirmación y le contesté: “Ricardo, todas las mujeres del vaso de leche han votado por ti…! Qué tal manipulación la de la izquierda…”.
Y así se continúa, con programas sociales que no se evalúan, que no tienen plazo definido para iniciar y para culminar, con presupuestos nada claros dependiendo de Economía y Finanzas y de otros factores políticos, manteniéndose la pobreza, la compasión por los pobres y la baja autoestima en los sectores populares en lugar de trabajar desde el gobierno y la sociedad por soluciones integrales y definitivas como tener trabajo y salarios dignos que nos permitan a todos comprar alimentos, cocinar y comer en nuestros hogares.
Esperamos, sinceramente, que el Presidente Profesor cambie estos rumbos y se lleve de diferente manera los ministerios de la Mujer, de Inclusión Social y, por supuesto, de Economía y Finanzas.
*exAlcalde de Villa El Salvador.
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